El mar, la mar, el mar....
Este blog no tiene ánimo de lucro; su finalidad es divulgar la cultura,entendida en su máxima expresión. Si algún autor de alguna de las fotos expuestas aquí se siente molesto no tiene más que decirlo y las retiraré inmediatamente.
lunes, junio 30, 2008
FINALES: !CAMPEONES, CAMPEONES, OE, OE, OE...!
En Vicálvaro la final de la Copa de Europa ha coincidido con el final de las Fiestas de San Juan.
Las dos terminaron con fuego. La euforia desencadenada tras el triunfo de la selección española de fútbol ante Alemania incitó a unos ciudadanos a quemar un contenedor de papel, ardiendo, con esta Falla improvisada, tres coches que estaban junto a él.
Las fotos que muestro son de poca calidad pero sirvan como documento gráfico del hecho.
Vinieron los bomberos, la Policía y el Samur.
Los tres coches murieron por quemaduras de primer grado.
Las Fiestas de San Juan terminaron a las doce de la noche con un castillo de fuegos artificiales. Fue bonito mientras duró.
Oe, oe, oe....
Felipeángel (c)
Las dos terminaron con fuego. La euforia desencadenada tras el triunfo de la selección española de fútbol ante Alemania incitó a unos ciudadanos a quemar un contenedor de papel, ardiendo, con esta Falla improvisada, tres coches que estaban junto a él.
Las fotos que muestro son de poca calidad pero sirvan como documento gráfico del hecho.
Vinieron los bomberos, la Policía y el Samur.
Los tres coches murieron por quemaduras de primer grado.
Las Fiestas de San Juan terminaron a las doce de la noche con un castillo de fuegos artificiales. Fue bonito mientras duró.
Oe, oe, oe....
Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
sábado, junio 28, 2008
jueves, junio 26, 2008
PHE08: BILL BRANDT
Lo dije el año pasado, cuando reseñé la exposición de Sebastiao Salgado (17/6/07) y lo repito ahora: no me gusta el contraste de las imágenes de los pobres exhibidas en los sótanos de los ricos; recuerdan a la impudicia de la Corte francesa cuando las damas organizaban bailes de salón, ataviadas con sucios ropajes de clochards, para volver, al día siguiente, a su vida ociosa y regalada.
Por mucho que lo intenten, los bancos no son sociedades altruístas y el BBVA mucho menos. Beneficio y benéfico parecen dos palabras iguales pero son tan diferentes como el camino que lleva a la dignidad o a la usura.
Recemos porque no nos veamos en la misma situación que se vieron estos ciudadanos ingleses de los años 30 y 40 del siglo pasado, porque si hemos de esperar la ayuda de los bancos españoles, será a cambio de la media vida que nos quede por vivir.
No sólo no fomentan el ahorro sino que se permiten el lujo de cobrarte por el dinero que tienes en la cuenta corriente; no sólo se han apoderado de todas las domiciliaciones de recibos sino que, con ello, han contribuído a dejar en el paro a miles de personas que ejercían este trabajo cobrándolos por las casas; no sólo te inundan el buzón con tarjetas de crédito que no has pedido sino que, como te descuides, te cobran hasta por respirar.
Que los bancos exhiban sus bonitos recibos, su propaganda impoluta, sus dorados sillones pero que no utilicen la dignidad de los pobres para justificar la indignidad de los ricos.
Felipeángel (c)
Por mucho que lo intenten, los bancos no son sociedades altruístas y el BBVA mucho menos. Beneficio y benéfico parecen dos palabras iguales pero son tan diferentes como el camino que lleva a la dignidad o a la usura.
Recemos porque no nos veamos en la misma situación que se vieron estos ciudadanos ingleses de los años 30 y 40 del siglo pasado, porque si hemos de esperar la ayuda de los bancos españoles, será a cambio de la media vida que nos quede por vivir.
No sólo no fomentan el ahorro sino que se permiten el lujo de cobrarte por el dinero que tienes en la cuenta corriente; no sólo se han apoderado de todas las domiciliaciones de recibos sino que, con ello, han contribuído a dejar en el paro a miles de personas que ejercían este trabajo cobrándolos por las casas; no sólo te inundan el buzón con tarjetas de crédito que no has pedido sino que, como te descuides, te cobran hasta por respirar.
Que los bancos exhiban sus bonitos recibos, su propaganda impoluta, sus dorados sillones pero que no utilicen la dignidad de los pobres para justificar la indignidad de los ricos.
Felipeángel (c)
"Fue así como descubrí que la atmósfera era el hechizo que impregnaba de belleza lo cotidiano. Y aun así no estoy seguro de qué es la atmósfera. Me sería muy difícil definirla. Sólo sé que es una combinación de elementos,quizás descritos más simple y inadecuadamente en términos técnicos de luz y ángulos, que muestra el sujeto fotografíado como algo familiar y a la vez extraño."
BILL BRANT
1948
miércoles, junio 25, 2008
MUCHO CUENTO: "LA ESTRELLA DEL CAPITÁN CHIMISTA"
El General Narváez
Pedro Almodóvar no se destaca por hacer cine histórico - en todo caso,a ntropológico- pero hay una historia que se desarrolló en su pueblo, Calzada de Calatrava, en los tiempos de las guerras carlistas, que tal vez no conozca y le interese.
La contó Pío Baroja en su novela de mar "La estrella del Capitán Chimista", por boca de un magistrado, don Juan López Quijana, natural del mismo pueblo que Almodóvar.
Este hombre no sólo era un gran defensor de Narváez si no que estaba en la Audiencia de Manila por la propia mediación del general.
Dice don Juan:
"-...Calzada de Calatrava es un pueblo bastante lucido que perteneció al campo de esta Orden militar, y tiene dos viejos castillos. En tiempos de la guerra civil, la mayoría de los vecinos eran carlistas; pero como estaban rodeados por liberales, no se atrevían a resollar. Yo era secretario del Juzgado; mal vivía, pero no me decidía a marcharme ni a hacer nada. Mientras durase la guerra no se podía intentar cosa alguna.
Teníamos en el Juzgado continuos líos entre carlistas y liberales; se acusaban unos a otros; aparecían pasquines contra María Cristina y contra los masones, y se denunciaba que había reuniones facciosas en casa de don Fulano o de doña Zutana.
Los liberales del pueblo eran gentes poco señaladas, muchos menestrales y pequeños comerciantes; en cambio, entre los carlistas había personas de influencia y de riqueza. Les capitaneaba a éstos el cura párroco y prior de la Orden militar de Calatrava, don Valeriano López de Torrubia. Había también una señora, viuda, rica, doña Juana Carvajal, que tenía una tertulia carlista y en ella se conspiraba continuamente contra el Gobierno cristino y a favor de don Carlos.
Como les digo a ustedes, a los del Juzgado nos tenían fritos. No se podía hacer nada, y lo mejor era fingir que se hacía algo y no abordar ninguna de aquellas causas en serio.
Yo estaba en relaciones con una muchacha del pueblo, sobrina de don Valeriano, el prior, llamada Rosita ,también muy carlista, que iba con asiduidad a la tertulia de doña Juana. Yo bromeaba sobre nuestras diferencias políticas; pero ella no bromeaba y me decía, en serio, que no se casaría con un hombre de ideas liberales, porque esto era lo mismo que ser hereje y tener pacto con el demonio.
Un día de invierno, el sacristán de la parroquia me denunció que, al entrar en la iglesia, se encontró abierta la puerta del sagrario y desparramadas las hostias por la mesa del altar. El cáliz había desaparecido. Se alarmó el pueblo al saber este sacrilegio, se reunió el clero en la iglesia y se halló el copón en un sitio llamado la Carbonera, especie de nicho que existía debajo de la torre.
Se culpó a los soldados francos y nacionales que estaban de centinela en aquel sitio, y el cura párroco, don Valeriano López de Torrubia, prior de la Orden militar de Calatrava, acusó de sacrilegio a los liberales y los tildó de herejes, y dispuso que se desocupara el templo profanado. Todo el elemento carlista puso el grito en el cielo.
El juez y yo comenzamos la sumaria, se interrogó a los nacionales y no se pudo averiguar nada. Los carlistas nos echaban la culpa de la falta de éxito. Estábamos, según ellos, vendidos a los liberales. En tanto, en casa de doña Juana Carvajal se seguía haciendo una campaña intensa en contra de los cristinos, por la cuestión del sacrilegio.
Se quería complicar a todo el elemento liberal de la ciudad.
En vista de esta campaña yo empecé a sospechar si el atentado sacrílego partiría de los mismos carlistas.
Por las conversaciones que tuve con mi novia, comprendí que en la cuestión del supuesto sacrilegio de la iglesia andaba mezclado un curita llamado Torres, uno de esos curas jóvenes, muy pinchos y muy audaces.
Sin decir, naturalmente, de dónde venía el soplo, le hablé al juez para que se siguieran los pasos de Torres; indagamos por aquí y por allá y, cuando se reunieron muchos indicios, se le llamó a declarar, y en vista de sus contradicciones se decretó un auto de prisión; pero, amigo, se presentó en el juzgado el prior don Valeriano, comenzó a dar gritos y a perorar exaltado y le acoquinó al juez y no se hizo nada.
Mi novia se incomodó con la orden de prisión y me dijo que, tanto el juez como yo, éramos enemigos de la gente honrada y amigos de los herejes y de los revolucionarios.
Torres ,el cura sospechoso, se escapó del pueblo y fue a reunirse con el general carlista don Basilio, que venía del Norte al Sur, al frente de una expedición. El proceso desapareció del Juzgado.
Poco tiempo después se presentaron los carlistas delante del pueblo y la guarnición se replegó en el fuerte, sin hostilizarles. La guarnición la formaban nacionales de varios pueblos del campo de Calatrava y algunos pocos soldados de la columna del general Minuisir, un italiano o croata con quien hablé más de una vez, que luego fue uno de los jueces del proceso de don Diego León. Mediaron gestiones entre liberales y carlistas, y quedaron conformes en que los carlistas entraran y se apoderaran del pueblo; los liberales quedaron en la iglesia y en el fuerte y no se hostilizaron unos a otros.
Aquella noche hubo idas y venidas entre liberales y carlistas, se discutió de don Carlos y de Cristina ,se convidaron a beber y pareció que todo marchaba bien y que no iba a ver efusión de sangre.
En esto se presenta el cabecilla Orejita, hijo de la Calzada, va a ver al prior don Valeriano, y entre los dos deciden que es una vergüenza el dejar a los cristinos tranquilos en la iglesia y en el fuerte, que tienen que rendirse a discreción o que hay que atacarlos.
Van a ver el cabecilla y el cura a don Basilio, y éste les dice que tienen razón. Manda un emisario a los liberales y les da un plazo de doce horas: o se rinden o los ataca. Los liberales se fortifican en la iglesia y contestan que no se rinden. Con ellos estaban una porción de mujeres y de chicos. En esto se presenta el prior don Valeriano delante de la iglesia, y echa un discurso a los sitiados y a los sitiadores; a aquellos, para que se rindan a discreción, y a éstos, para que perdonen a sus enemigos.
-No nos rendimos. No queremos perdón -gritan los liberales.
Entonces comienza el fuego. Los cañones de don Basilio derriban las puertas de la iglesia y los soldados carlistas entran en ella, seguidos de los absolutistas del pueblo, y hacen un enorme montón de haces de leña, sarmientos, ramas y maderas de altares y retablos, lo encienden y cierran de nuevo las puertas.
A poco, por las ventanas de la iglesia, comenzó a salir un humo terrible y una explosión de gritos y de lamentos de mujer y de niño.
-!Qué bien templado está el órgano!-se afirma que dijo el prior don Valeriano, con sarcasmo.
Los liberales comenzaron a tocar la campana, a pedir socorro desesperadamente y a decir que se rendían.
Los carlistas, a todo el que aparecía por las ventanas y los tejados, le acribillaban a tiros.
Un nacional pudo descolgarse y echar a correr, y el prior, don Valeriano, señalándole, gritó:
-!A ese conejo que se escapa, cazarle!
Y lo mataron inmediatamente.
No quiero recordar más detalles; básteles saber a ustedes que, al último, la bóveda de la iglesia cayó, y que perecieron en montón ciento sesenta personas, la mayoría mujeres y niños.
Mi novia, Rosa, no se atrevía a defender la conducta de los carlistas en el pueblo. Yo decía muchas veces:
-Lo mejor será marcharse de aquí.
Ella no contestaba.
Poco después los carlistas de don Basilio salieron de la Calzada y fueron a Argamasilla de Calatrava, a Almodóvar y a Puertollano, en donde ocurrió un hecho parecido al de la Calzada.
A la salida de las tropas de don Basilio el pueblo siguió dominado por los carlistas. El prior, don Valeriano, mandó emisarios a Madrid, escribió cartas a los amigos y debió sacar la convicción de que no había peligro para él, en permanecer en la villa; de que no le pasaba nada.
En esto, sin anuncio previo, aparece en el pueblo el general Narváez, que estaba dando mucho que hablar en La Mancha, por la campaña terrible y dura contra los carlistas.
Nos presentamos delante del Ayuntamiento todos los que teníamos algún cargo, y en medio, entre varios curas, aparece el prior don Valeriano, con un aire de seguridad y de audacia, sonriente y tranquilo.
Narváez avanza a caballo, con aire fosco y fiero, hacia nosotros. Entonces el prior se le acerca, rodeado de los demás curas, se inclina para saludarle y le dice, con voz segura y entonada:
-Excelentísimo señor: Amantes nosotros, del trono de ls Reina constitucional, felicitamos a su excelencia por sus triunfos contra los enemigos del orden y le pedimos que, para defender a las instituciones, nos dé armas para batir a los facciosos.
Nunca lo hubiera dicho.
Narváez, vibrando de cólera, con una voz de trueno, grita:
-Señor prior: no me bajo del caballo para pedirle que su mano me bendiga, porque no sé si es digna de bendecir o si está manchada con sangre de víctimas inocentes. Si son ciertas las noticias que de usía me han dado, va a ser fusilado inmediatamente.
-Señor, la calumnia...
-!Silencio! Capitán, prenda usted al señor prior.
-Pero ¿Cuál es mi crimen?
-Inmediatamente preso. No le consiento decir una palabra.
Don Valeriano se quedó lívido. Un capitán y ocho soldados le sacaron del grupo de los curas y le condujeron a la cárcel. Entonces Narváez bajó del caballo y entró en el Ayuntamiento. Me llamó y me dijo:
-¿Qué sabe usted del asunto del prior?
Le conté con detalles lo ocurrido, sin ocultarle nada.
-Está bien. Que se empiece la causa en seguida, y se llame a declarar a todo el mundo.
Le expliqué cómo en otros casos había parado la acción de la justicia las influencias, las recomendaciones.
-Para mi no hay recomendaciones. Ese tío va a ser fusilado en menos que canta un gallo,e n menos tiempo que se persigna un cura loco. Usted lo verá.
La impresión que produjo en el pueblo el saber que el prior estaba en la cárcel fue terrible.
El prior, desde la cárcel, movió todas sus amistades e influencias de la villa y de los contornos; pero Narváez no cejaba y llevaba la causa para adelante, quitando obstáculos y dilaciones legales. Nadie se atrevía a entorpecer la marcha del proceso.
A los pocos días le pusieron en capilla a don Valeriano. Las mismas viudas de los nacionales muertos en la iglesia, pidieron el indulto al general. Claro que lo hicieron por miedo. Narváez las despachó de mala manera, y a las veinticuatro horas llevaron a don Valeriano delante de la iglesia y allí lo fusilaron. Por cierto que el prior no estuvo nada valiente...."
("LA ESTRELLA DEL CAPITAN CHIMISTA" -Quinta parte: El Mar de La China-VII: Un recuerdo de la guerra carlista-Edición conmemorativa del centenario del nacimiento de Pío Baroja-Caro Raggio Editor-1974)
NOTA: Esta historia Don Benito Pérez Galdós la cuenta de otra manera (Ver capítulo XVIII de su obra "Narváez")
La contó Pío Baroja en su novela de mar "La estrella del Capitán Chimista", por boca de un magistrado, don Juan López Quijana, natural del mismo pueblo que Almodóvar.
Este hombre no sólo era un gran defensor de Narváez si no que estaba en la Audiencia de Manila por la propia mediación del general.
Dice don Juan:
"-...Calzada de Calatrava es un pueblo bastante lucido que perteneció al campo de esta Orden militar, y tiene dos viejos castillos. En tiempos de la guerra civil, la mayoría de los vecinos eran carlistas; pero como estaban rodeados por liberales, no se atrevían a resollar. Yo era secretario del Juzgado; mal vivía, pero no me decidía a marcharme ni a hacer nada. Mientras durase la guerra no se podía intentar cosa alguna.
Teníamos en el Juzgado continuos líos entre carlistas y liberales; se acusaban unos a otros; aparecían pasquines contra María Cristina y contra los masones, y se denunciaba que había reuniones facciosas en casa de don Fulano o de doña Zutana.
Los liberales del pueblo eran gentes poco señaladas, muchos menestrales y pequeños comerciantes; en cambio, entre los carlistas había personas de influencia y de riqueza. Les capitaneaba a éstos el cura párroco y prior de la Orden militar de Calatrava, don Valeriano López de Torrubia. Había también una señora, viuda, rica, doña Juana Carvajal, que tenía una tertulia carlista y en ella se conspiraba continuamente contra el Gobierno cristino y a favor de don Carlos.
Como les digo a ustedes, a los del Juzgado nos tenían fritos. No se podía hacer nada, y lo mejor era fingir que se hacía algo y no abordar ninguna de aquellas causas en serio.
Yo estaba en relaciones con una muchacha del pueblo, sobrina de don Valeriano, el prior, llamada Rosita ,también muy carlista, que iba con asiduidad a la tertulia de doña Juana. Yo bromeaba sobre nuestras diferencias políticas; pero ella no bromeaba y me decía, en serio, que no se casaría con un hombre de ideas liberales, porque esto era lo mismo que ser hereje y tener pacto con el demonio.
Un día de invierno, el sacristán de la parroquia me denunció que, al entrar en la iglesia, se encontró abierta la puerta del sagrario y desparramadas las hostias por la mesa del altar. El cáliz había desaparecido. Se alarmó el pueblo al saber este sacrilegio, se reunió el clero en la iglesia y se halló el copón en un sitio llamado la Carbonera, especie de nicho que existía debajo de la torre.
Se culpó a los soldados francos y nacionales que estaban de centinela en aquel sitio, y el cura párroco, don Valeriano López de Torrubia, prior de la Orden militar de Calatrava, acusó de sacrilegio a los liberales y los tildó de herejes, y dispuso que se desocupara el templo profanado. Todo el elemento carlista puso el grito en el cielo.
El juez y yo comenzamos la sumaria, se interrogó a los nacionales y no se pudo averiguar nada. Los carlistas nos echaban la culpa de la falta de éxito. Estábamos, según ellos, vendidos a los liberales. En tanto, en casa de doña Juana Carvajal se seguía haciendo una campaña intensa en contra de los cristinos, por la cuestión del sacrilegio.
Se quería complicar a todo el elemento liberal de la ciudad.
En vista de esta campaña yo empecé a sospechar si el atentado sacrílego partiría de los mismos carlistas.
Por las conversaciones que tuve con mi novia, comprendí que en la cuestión del supuesto sacrilegio de la iglesia andaba mezclado un curita llamado Torres, uno de esos curas jóvenes, muy pinchos y muy audaces.
Sin decir, naturalmente, de dónde venía el soplo, le hablé al juez para que se siguieran los pasos de Torres; indagamos por aquí y por allá y, cuando se reunieron muchos indicios, se le llamó a declarar, y en vista de sus contradicciones se decretó un auto de prisión; pero, amigo, se presentó en el juzgado el prior don Valeriano, comenzó a dar gritos y a perorar exaltado y le acoquinó al juez y no se hizo nada.
Mi novia se incomodó con la orden de prisión y me dijo que, tanto el juez como yo, éramos enemigos de la gente honrada y amigos de los herejes y de los revolucionarios.
Torres ,el cura sospechoso, se escapó del pueblo y fue a reunirse con el general carlista don Basilio, que venía del Norte al Sur, al frente de una expedición. El proceso desapareció del Juzgado.
Poco tiempo después se presentaron los carlistas delante del pueblo y la guarnición se replegó en el fuerte, sin hostilizarles. La guarnición la formaban nacionales de varios pueblos del campo de Calatrava y algunos pocos soldados de la columna del general Minuisir, un italiano o croata con quien hablé más de una vez, que luego fue uno de los jueces del proceso de don Diego León. Mediaron gestiones entre liberales y carlistas, y quedaron conformes en que los carlistas entraran y se apoderaran del pueblo; los liberales quedaron en la iglesia y en el fuerte y no se hostilizaron unos a otros.
Aquella noche hubo idas y venidas entre liberales y carlistas, se discutió de don Carlos y de Cristina ,se convidaron a beber y pareció que todo marchaba bien y que no iba a ver efusión de sangre.
En esto se presenta el cabecilla Orejita, hijo de la Calzada, va a ver al prior don Valeriano, y entre los dos deciden que es una vergüenza el dejar a los cristinos tranquilos en la iglesia y en el fuerte, que tienen que rendirse a discreción o que hay que atacarlos.
Van a ver el cabecilla y el cura a don Basilio, y éste les dice que tienen razón. Manda un emisario a los liberales y les da un plazo de doce horas: o se rinden o los ataca. Los liberales se fortifican en la iglesia y contestan que no se rinden. Con ellos estaban una porción de mujeres y de chicos. En esto se presenta el prior don Valeriano delante de la iglesia, y echa un discurso a los sitiados y a los sitiadores; a aquellos, para que se rindan a discreción, y a éstos, para que perdonen a sus enemigos.
-No nos rendimos. No queremos perdón -gritan los liberales.
Entonces comienza el fuego. Los cañones de don Basilio derriban las puertas de la iglesia y los soldados carlistas entran en ella, seguidos de los absolutistas del pueblo, y hacen un enorme montón de haces de leña, sarmientos, ramas y maderas de altares y retablos, lo encienden y cierran de nuevo las puertas.
A poco, por las ventanas de la iglesia, comenzó a salir un humo terrible y una explosión de gritos y de lamentos de mujer y de niño.
-!Qué bien templado está el órgano!-se afirma que dijo el prior don Valeriano, con sarcasmo.
Los liberales comenzaron a tocar la campana, a pedir socorro desesperadamente y a decir que se rendían.
Los carlistas, a todo el que aparecía por las ventanas y los tejados, le acribillaban a tiros.
Un nacional pudo descolgarse y echar a correr, y el prior, don Valeriano, señalándole, gritó:
-!A ese conejo que se escapa, cazarle!
Y lo mataron inmediatamente.
No quiero recordar más detalles; básteles saber a ustedes que, al último, la bóveda de la iglesia cayó, y que perecieron en montón ciento sesenta personas, la mayoría mujeres y niños.
Mi novia, Rosa, no se atrevía a defender la conducta de los carlistas en el pueblo. Yo decía muchas veces:
-Lo mejor será marcharse de aquí.
Ella no contestaba.
Poco después los carlistas de don Basilio salieron de la Calzada y fueron a Argamasilla de Calatrava, a Almodóvar y a Puertollano, en donde ocurrió un hecho parecido al de la Calzada.
A la salida de las tropas de don Basilio el pueblo siguió dominado por los carlistas. El prior, don Valeriano, mandó emisarios a Madrid, escribió cartas a los amigos y debió sacar la convicción de que no había peligro para él, en permanecer en la villa; de que no le pasaba nada.
En esto, sin anuncio previo, aparece en el pueblo el general Narváez, que estaba dando mucho que hablar en La Mancha, por la campaña terrible y dura contra los carlistas.
Nos presentamos delante del Ayuntamiento todos los que teníamos algún cargo, y en medio, entre varios curas, aparece el prior don Valeriano, con un aire de seguridad y de audacia, sonriente y tranquilo.
Narváez avanza a caballo, con aire fosco y fiero, hacia nosotros. Entonces el prior se le acerca, rodeado de los demás curas, se inclina para saludarle y le dice, con voz segura y entonada:
-Excelentísimo señor: Amantes nosotros, del trono de ls Reina constitucional, felicitamos a su excelencia por sus triunfos contra los enemigos del orden y le pedimos que, para defender a las instituciones, nos dé armas para batir a los facciosos.
Nunca lo hubiera dicho.
Narváez, vibrando de cólera, con una voz de trueno, grita:
-Señor prior: no me bajo del caballo para pedirle que su mano me bendiga, porque no sé si es digna de bendecir o si está manchada con sangre de víctimas inocentes. Si son ciertas las noticias que de usía me han dado, va a ser fusilado inmediatamente.
-Señor, la calumnia...
-!Silencio! Capitán, prenda usted al señor prior.
-Pero ¿Cuál es mi crimen?
-Inmediatamente preso. No le consiento decir una palabra.
Don Valeriano se quedó lívido. Un capitán y ocho soldados le sacaron del grupo de los curas y le condujeron a la cárcel. Entonces Narváez bajó del caballo y entró en el Ayuntamiento. Me llamó y me dijo:
-¿Qué sabe usted del asunto del prior?
Le conté con detalles lo ocurrido, sin ocultarle nada.
-Está bien. Que se empiece la causa en seguida, y se llame a declarar a todo el mundo.
Le expliqué cómo en otros casos había parado la acción de la justicia las influencias, las recomendaciones.
-Para mi no hay recomendaciones. Ese tío va a ser fusilado en menos que canta un gallo,e n menos tiempo que se persigna un cura loco. Usted lo verá.
La impresión que produjo en el pueblo el saber que el prior estaba en la cárcel fue terrible.
El prior, desde la cárcel, movió todas sus amistades e influencias de la villa y de los contornos; pero Narváez no cejaba y llevaba la causa para adelante, quitando obstáculos y dilaciones legales. Nadie se atrevía a entorpecer la marcha del proceso.
A los pocos días le pusieron en capilla a don Valeriano. Las mismas viudas de los nacionales muertos en la iglesia, pidieron el indulto al general. Claro que lo hicieron por miedo. Narváez las despachó de mala manera, y a las veinticuatro horas llevaron a don Valeriano delante de la iglesia y allí lo fusilaron. Por cierto que el prior no estuvo nada valiente...."
("LA ESTRELLA DEL CAPITAN CHIMISTA" -Quinta parte: El Mar de La China-VII: Un recuerdo de la guerra carlista-Edición conmemorativa del centenario del nacimiento de Pío Baroja-Caro Raggio Editor-1974)
NOTA: Esta historia Don Benito Pérez Galdós la cuenta de otra manera (Ver capítulo XVIII de su obra "Narváez")
lunes, junio 23, 2008
LOS MUNDOS DE RAQUEL ( XVIII )
PHE08: "MÍRATE"
domingo, junio 22, 2008
sábado, junio 21, 2008
DUANE HANSON: ESCULTURAS DEL SUEÑO AMERICANO
Uno va a la Fundación Canal a ver una exposición hiperrealista y se da cuenta, nada más entrar en la sala, de que, por mucho que nos sugieran las esculturas de Duane Hanson, la realidad se sobrepone a la hiperrealidad cuando la vigilante jurado de turno, que no se llama Matt Wurtzi ni es de Wisconsin, como el policía creado por el artista norteamericano, te dice a bocajarro que no se puede pisar la línea, ni hacer fotos, ni tocar; una imposición que a uno le parece contradictoria con la idea básica del cotidiano vivir, donde puedes cruzar la línea, hacer fotos de todo lo que se menea o no, y tocar con los dedos de las manos una amplia gama de superficies, desde las suaves y sedosas hasta las que nacen del volcán del asco.
De modo que el paseo se queda en eso, en una ronda vigilada donde cualquier comportamiento fuera de lo normal resulta sospechoso. No hay interrelación con las esculturas, tan increíblemente humanas que su modo de vestir, o su postura corporal, son suficientes para transmitirnos una enorme información sobre la vida que podían estar llevando: si les llega el sueldo a final de mes o están enfermos o con una salud a prueba de bomba y de gimnasio.
Lo suyo sería sentarse al lado de la anciana o pasear al niño que duerme en el carrito o ponerse a hacer flexiones al lado del culturista; cualquier cosa menos mirarlos como si fueran seres humanos embalsamados y expuestos en una sala de los horrores, tan aséptica y tan digna como aquellas atracciones de feria que tanto gustaban a José Gutiérrez Solana.
Felipeángel (c)
De modo que el paseo se queda en eso, en una ronda vigilada donde cualquier comportamiento fuera de lo normal resulta sospechoso. No hay interrelación con las esculturas, tan increíblemente humanas que su modo de vestir, o su postura corporal, son suficientes para transmitirnos una enorme información sobre la vida que podían estar llevando: si les llega el sueldo a final de mes o están enfermos o con una salud a prueba de bomba y de gimnasio.
Lo suyo sería sentarse al lado de la anciana o pasear al niño que duerme en el carrito o ponerse a hacer flexiones al lado del culturista; cualquier cosa menos mirarlos como si fueran seres humanos embalsamados y expuestos en una sala de los horrores, tan aséptica y tan digna como aquellas atracciones de feria que tanto gustaban a José Gutiérrez Solana.
Felipeángel (c)
"Duane Hanson"
"Policía"-1992/1994
"Hombre en el cortacésped" -1995
"Pareja de ancianos en un banco" -1994
"Hombre con walkman" -1989
"Anciana en silla plegable" -1976
"Culturista" -1989-1990
En Youtube he encontrado este vídeo de la exposición. Es de la Agencia Efe.
viernes, junio 20, 2008
CITA A CIEGAS
"Todo el mundo quiere vivir a expensas del Estado. Se les olvida que el Estado quiere vivir a expensas de todo el mundo".
CLAUDE F. BASTIAT
FELIPE PÉREZ Y GONZÁLEZ: "CHASCARRILLOS DE LA HISTORIA"
Felipe Pérez y González (Sevilla,1854-Madrid,1910)
"CHASCARRILLOS DE LA HISTORIA"
"DIÓGENES Y EL SOL"
Diógenes, el sabio aquel
procaz ,cínico y profundo
de quien sabe todo el mundo
que vivía en un tonel;
que hacía alarde cerril
de una conducta sin nombre;
que no logró hallar un hombre
ni buscado con candil;
que prefirió vivir mal
a desechar su cinismo,
y que aun a Alejandro mismo
hablaba de igual a igual,
oyó insultos a millares,
que uno contra él profería
porque visitar solía
tabernas y lupanares,
mostrando gran desconsuelo
y terrible indignación,
lanzó fiera imprecación
alzando la vista al cielo,
y siguió clamando así:
-!Dioses! !Con cuanta injusticia
hoy me trata la malicia
al ocuparse de mi!
Porque en ciertos sitios entro
implacable me censura,
me acrimina y asegura
que hasta manchado me encuentro.
Nunca injusticia se vio
como la que hacen conmigo;
yo del Sol las huellas sigo
y donde él entra entro yo.
Y aunque el Sol, que imito fiel,
visita todos los días
tabernas y mancebías...
ni se mancha ni hablan de él.
( "La Ilustración Española y Americana"-Nº XXXIII-8/septiembre/1894)
"CHASCARRILLOS DE LA HISTORIA"
"DIÓGENES Y EL SOL"
Diógenes, el sabio aquel
procaz ,cínico y profundo
de quien sabe todo el mundo
que vivía en un tonel;
que hacía alarde cerril
de una conducta sin nombre;
que no logró hallar un hombre
ni buscado con candil;
que prefirió vivir mal
a desechar su cinismo,
y que aun a Alejandro mismo
hablaba de igual a igual,
oyó insultos a millares,
que uno contra él profería
porque visitar solía
tabernas y lupanares,
mostrando gran desconsuelo
y terrible indignación,
lanzó fiera imprecación
alzando la vista al cielo,
y siguió clamando así:
-!Dioses! !Con cuanta injusticia
hoy me trata la malicia
al ocuparse de mi!
Porque en ciertos sitios entro
implacable me censura,
me acrimina y asegura
que hasta manchado me encuentro.
Nunca injusticia se vio
como la que hacen conmigo;
yo del Sol las huellas sigo
y donde él entra entro yo.
Y aunque el Sol, que imito fiel,
visita todos los días
tabernas y mancebías...
ni se mancha ni hablan de él.
( "La Ilustración Española y Americana"-Nº XXXIII-8/septiembre/1894)
jueves, junio 19, 2008
MUCHO CUENTO: "EDUCACIÓN SOCIALISTA"
No sabemos si, entre los numerosos efectos que la policía se ha llevado del despacho del alcalde de Estepona, estaban los "Escritos y discursos" de Pablo Iglesias.
Como el ánimo de este blog es educar deleitando, transcribo el artículo que el fundador del PSOE publicó el 1 de enero de 1905 en "La Revista Socialista".
"EDUCACION SOCIALISTA"
" La fuerza de un partido popular depende de la educación que él dé a la masa que le forma. ¿Enseña a ésta, la hace tolerante, seria, moral, arraigando en ella lo más posible las ideas que va a defender? Pues el partido que eso haga será fuerte, disciplinado, consecuente, capaz de luchar con fortuna con todos los partidos que le combatan. ¿Limita su obra a ensalzar sus doctrinas, a entusiasmar a la masa, a enardecerla, a fanatizarla? pues partido que labore así, aun siendo numerisísimo, no será propiamente fuerte, cometerá inconsecuencias, se indisciplinará y será incapaz no ya de sufrir la crítica que de él hagan sus adversarios, pero ni siquiera de consentir que ante él se expongan ideas opuestas a las suyas.
El Partido Socialista ha seguido el primer sistema: ha educado y no cesará de educar. Haciéndose cargo de que no le basta conquistar hombres a sus ideas, sino de que esos hombres deben ser, en lo que cabe, inteligentes, formales, abnegados, probos y firmes para que defiendan bien aquéllas, se ha cuidado y se cuida de instruir a sus afiliados, de separar del vicio a los aficionados a él, de imbuirles el respeto a los demás hombres, cualesquiera que sean sus ideales, de inclulcarles el sentimiento de solidaridad para con todos los suyos y de hacerles comprender que individuos que no tienen voluntad para cumplir su palabra no son dignos de formar parte de una organización seria.
En los mitins, (sic) en los periódicos, en todas partes donde se hallan propagandistas del Socialismo, no se circunscriben éstos a exponer las ideas del Partido y la táctica del mismo, sino a recomendar la lectura, a condenar la taberna, el juego y las malas costumbres; a pedir que en el hogar, en el taller, en la Agrupación o en la Sociedad se cumpla bien, y a encarecer el respeto a todos los hombres. Allí donde le ha sido dable al Partido ha creado modestas escuelas para enseñar a leer y escribir a los que no saben, y en la mayor parte de los Centros Obreros, de los que son alma los socialistas, se dan conferencias, ya por hombres de carrera, ya por compañeros que han adquirido alguna instrucción. Cuando algún individuo, olvidándose de las enseñanzas que se le han dado o de las obligaciones que le impone la honradez, delinque, se le castiga. Si la falta es grave, se le excluye de la organización; si es leve, se le amonesta, se le censura o se le suspende en sus derechos durante un corto tiempo.
No faltan gentes que critiquen el que las organizaciones obreras impongan severo castigo a los individuos que delinquen gravemente, por ejemplo, malversando fondos, votando a conciencia por candidatos burgueses, ocupando puestos de huelguistas o realizando otros actos análogos. !Buena moral la de los que reprochan ese proceder! ¿Qué valdría la Sociedad que no se mostrase severa con los que disponen de lo que no es suyo, abusando de la confianza de sus compañeros? ¿Qué conciencia tendría el partido que consintiera que siguiesen en él los que le traicionaran votando a sus enemigos políticos? ¿Cómo entenderían la solidaridad la organización o los trabajadores que no fuesen inflexibles con los que, ocupando los puestos de compañeros suyos, contribuyen o pueden contribuir a que se rebajen los salarios o que se eleve la jornada de trabajo? De hacer caso a tan extravagantes zoilos, la clase obrera organizada perdería toda la fuerza que ha adquirido.
Los resultados de la educación socialista son palpables.
De todos los obreros que militan en partidos políticos, los que más leen, los más instruidos son los afliados al Partido Obrero. Una comparación entre la tirada de los periódicos semanales republicanos y la de los periódicos socialistas, daría seguramente una diferencia favorable a éstos. En cuanto a folletos, el resultado sería el mismo, no obstante ser hoy más numeroso el partido republicano que el Partido Socialista.
En lo que respecta a tolerancia, son los elementos de este partido los que más la practican. En Vizcaya, en Asturias, en Madrid, en Valladolid, en Santander, y en otras poblaciones las fuerzas socialistas son respetables, y no obstante serlo, nunca han ido a perturbar las reuniones de los demás partidos, fuesen éstos reaccionarios o fueran radicales burgueses. ¿Es eso lo que pasa en los otros partidos que cuentan con masas populares? Díganlo las constantes muestras de intolerancia que se dan unos a otros y hasta las luchas habidas entre individuos que pertenecen a la misma fracción política.
Por lo que toca a disciplina, en el Partido Socialista es completa. Sea en elecciones, sea en otras campañas, procede cual si fuera un solo hombre. A las urnas, y a votar única y exclusivamente por sus propios candidatos, han ido todas las Agrupaciones del Partido, lo mismo las que han dispuesto de mucha fuerza que las que han contado con poca. Ese es el acuerdo tomado en los Congresos, y ninguna colectividad ha dejado de cumplirle. En la movilización de 1º de mayo, en la protesta contra las autoridades y los patronos por dificultar la organización de los trabajadores agrícolas, y en la que se está efectuando ahora para que abaraten las subsistencias, ninguna Agrupación o Sociedad socialista ha faltado a su deber.
Respecto a su conducta con los que delinquen, son los socialistas los únicos que no hacen la vista gorda, como sucede en los otros partidos, por graves que sean las faltas que sus individuos cometan. Quien en el Partido Obrero quebrante su táctica, traicione sus principios o no cumpla las resoluciones de sus Congresos, tiene segura su eliminación, sea quien fuere. Las amistades, los afectos personales no la impiden.
En lo relativo a la solidaridad y cumplimiento de los deberes pecuniarios que las necesidades del Partido exigen, tampoco se puede poner tacha a sus individuos, no obstante los míseros salarios que ganan los trabajadores en España. Para atender a sus presos, a sus inválidos, a otros actos de solidaridad, así como a su representación en los Congresos internacionales y a las campañas de propaganda acordadas, han salido de los bolsillos de los socialistas las cantidades necesarias.
Los efectos de la educación socialista nótanse hasta en el modo que tienen de luchar los que la reciben contra los partidos burgueses. Atentos a la realidad, y teniendo siempre muy en cuenta la fuerza de que pueden disponer, no acometen más empresa que las que aquélla les permite, ahorrándose así sensibles descalabros o los tremendos golpes que ocasiona el ridículo.
Con esta educación ha logrado el Partido Socialista modificar notablemente el carácter de una buena parte de la clase obrera, a la vez que elevar algo su intelectualidad y hacerla más moral; con esta educación conseguirá que experimenten igual cambio otros muchos explotados, y con esta educación, en fin, hará que el proletariado español reúna todas las condiciones que necesita para colocarse al nivel del de los otros pueblos y para caminar rápidamente a la conquista del Poder político. "
("Escritos y discursos. Antología Crítica"-Edicións Sálvora S.A.-1984)