
Nació noviembre oliendo  a muerto,
Entre rosales y camposantos;
Un viento frío dejó desierto
De contenido los tristes llantos.
Entre las tumbas, pasan corriendo
Niños felices  y desalmados,
Mientras un guardia los va prendiendo
Con movimientos acelerados.
Sonaron tiros en el desierto,
Gritos de ayuda tras las banderas;
Siguió noviembre oliendo a muerto
Y a removerse las gusaneras.
Murió Berlanga; vino el invierno
A su memoria desmemoriada;
Trajo el verdugo  su sueño eterno,
Quiso un milagro, mas no hubo nada.
De la tristeza ya no me curo
Y mucho menos del desencanto;
Todo es banal, poco ya es puro,
Y de lo bueno pasa otro tanto.
Muere Noviembre, tal vez  de frío,
-sólo un segundo  de menos a más-
Porque Montilla ha  perdío,
Porque Montilla ha perdío
La  cartera y el compás.
Felipeángel ©