A veces las pequeñas cosas tienen, para mi, más importancia que las grandes y me gusta escribir sobre ellas, como este soneto dedicado a un bocadillo de tortilla.
LAME EL HORNO FEROZ EL BOCADILLO
Lame el horno feroz el bocadillo
que, paciente, espera estar dorado.
La patata tiene al huevo enamorado;
la tortilla es un amor de picadillo.
Al sacarlo cae en brazos del cuchillo
que lo parte, sin dolor, de medio lado.
En el plato tiene un aire dislocado.
su destino son los dientes de un chiquillo.
No hay tragedia en esta historia cotidiana
que, a millares, se repite cada día
remediando nuestros más viejos anhelos.
La costumbre, para todos, es bien sana
pero, ay, la tortilla qué diría
si pudiera salvarse por los pelos.
Felipeángel (c)
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