Después de haber sido nominada a la mejor actriz de los Oscars de Hollywood de este año, Penélope Cruz aparecía ayer, en televisión Alegre ma non tropo y uno, que no cree en las brujas, pero que haberlas, háylas, sintió como un escalofrío de vaga tristeza porque esta adolescente que tenía los pechos con sabor a tortilla y a jamón, jamón, ahora es una mujer que abre los ojos y se da cuenta de que el amor perjudica seriamente la salud , sí, pero que el éxito y la gloria también pueden hacerlo.
Cuídate, Penélope; no todo es mentira pero no cometas el error de caer en el laberinto hollywoodiense como una vez caíste en el laberinto griego. Vives tu belle epoque; aprovéchala. La gran gala volverá a ser un lugar en el Edén cinematográfico, el gran lugar donde te veremos pasear la carne trémula de tu cuerpo como una reina en el volavérunt de las estrellas; pisarás la alfombra roja con la misma alegría con la que cantabas en la niña de tus ojos y vuelve, por favor, porque volver, con estatuilla o sin ella, será siempre un buen regalo para todos aquellos que te apreciamos como lo que eres, una gran actriz.
Felipeángel (c)
Felipeángel (c)
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