Un buen día uno decide ir a una sala de cine, suelta siete euros por la entrada y, cuando apagan las luces y se ilumina la pantalla, lo primero que aparece es un anuncio intimidatorio diciéndote que robar es un delito. Debería serlo, efectivamente, porque cobrar siete euros por ver una película me parece abusivo. Entiendo, por tanto, que cada vez menos gente vaya al cine y que prefiera la comodidad del salón de su casa a estas nuevas cuevas de Alí Babá.
La película que vi se llamaba "El niño con el pijama de rayas".
Lo primero que me sorprendió fue el cartel y la advertencia de que no estaba recomendada para niños de siete años. Algunos vi sentados en sus butacas y, en efecto, cuando terminó la proyección del film, lo primero que me vino a la cabeza es si aquellas criaturas habían entendido algo de lo que les pasaba a los pequeños protagonistas de la historia y a sus familias, porque todo lo que en ella se cuenta está sobreentendido y la mayoría de las imágenes sugieren que pasa algo pero no se sabe, o no se quiere saber, muy bien qué.
No voy a destripar el argumento que, quien haya leído el libro de John Boyne ya conocerá, pero hay, creo yo, una segunda lectura de este doloroso largometraje: esa mirada del hijo del oficial nazi, a través de la cual vemos su percepción de las cosas, es , en realidad, la mirada infantil de la sociedad alemana de aquel tiempo que no quiso ver lo que pasaba a su alrededor ni se sentía culpable por las persecuciones a los judíos o a todos aquéllos que no comulgaban con las ideas del régimen hitleriano.
Hay un poema muy conocido que, no sé por qué, casi todo el mundo atribuye a Bertolt Brecht. No es suyo sino del reverendo Martin Niemoller. Sus versos expresan muy bien esta actitud de darle la espalda a la realidad. Son éstos:
Primero cogieron a los comunistas
y yo no dije nada porque yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí
no quedaba nadie para protestar.
El final del film va mucho más allá. Es un final esperado, lógico y cruel.
Felipeángel (c)
Este verano leí el ya famosolibro "El niño con el pijama de rayas" Se lee muy bien, tiene mucho diálogo e intriga, pero lo encontré muy previsible, así que me gustó, pero menos.
ResponderEliminarLa película no me apetece mucho verla, pues hay pocos films que superen al libro y veo que éste no debe ser uno de ellos.
Siempre he creído que el poema que citas era de Bertolt Brecht, es más, creo que lo he visto publicado en algún libro de este autor. Quizá no sea así, pues mi memoria ya me va fallando.
De todas formas mcuhas gracias por la aportación tan interesante que haces sobrla autoria de este conocidísimo poema.
Saludos
Lo he encontrado en alemán,aunque existen varias versiones. Es así:
ResponderEliminarZuerst holten sie die Kommunisten,
und ich sagte nichts, weil ich kein Kommunist war.
Dann holten sie die Juden,
und ich sagte nichts, weil ich kein Jude war.
Dann holten sie die Gewerkschaftler,
und ich sagte nichts, weil ich kein Gewerkschaftler war.
Dann holten sie die Katholiken,
und ich sagte nichts, weil ich ein Protestant war.
Dann kamen sie auch um mich zu holen -
und dann war niemand mehr da, um für mich zu sprechen.
Sobre la vida y obra del reverendo hay muchas páginas en Internet que se interesan por él.
Felipeángel