Varias personas cenaban
con afán desordenado,
y a una tajada miraban
que habiendo sola quedado
por cortedad respetaban.
Uno la luz apagó
para atraparla con modos;
su mano al plato llevó,
y halló.... las manos de todos,
pero la tajada no.
(
Juan Martínez Villergas: "
Poesías jocosas y satíricas"- Imprenta de J.M. Ducazcal-Madrid-1847)
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