"El Estado contemporáneo es el producto más visible y notorio de la civilización. Y es muy interesante, es revelador, percatarse de la actitud que ante él adopta el hombre-masa. Este lo ve, lo admira, sabe que está ahí, asegurando su vida; pero tiene conciencia de que es una creación humana inventada por ciertos hombres y sostenida por ciertas virtudes y supuestos que hubo ayer en los hombres y que puede evaporarse mañana. Por otra parte, el hombre- masa ve en el Estado un poder anónimo, y como él se siente a sí mismo anónimo- vulgo -, cree que el Estado es cosa suya. Imagínense que sobreviene en la vida pública de un país cualquier dificultad, conflicto o problema: el hombre-masa tenderá a exigir que inmediatamente lo asuma el Estado, que se encargue directamente de resolverlo con sus gigantescos e incontrastables medios.
Éste es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado; es decir, la anulación de la espontaneidad histórica, que en definitiva sostiene, nutre y empuja los destinos humanos." ( Págs. 163-164)
(José Ortega y Gasset: "La rebelión de las masas"- Clásicos del siglo XX- Nº 11- Diario El País S. L.- Madrid- 2002)
Éste es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado; es decir, la anulación de la espontaneidad histórica, que en definitiva sostiene, nutre y empuja los destinos humanos." ( Págs. 163-164)
(José Ortega y Gasset: "La rebelión de las masas"- Clásicos del siglo XX- Nº 11- Diario El País S. L.- Madrid- 2002)
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