Era un matrimonio que después de casados varios años no tuvieron sucesión. Se decían el uno al otro que se tenían mucho cariño, y un día llegó a decir la mujer que prefería la muerte antes que se muriera él. Pero el marido, muy diestro, quiso probarla para ver si le engañaba o le decía la verdad. Hizo el muerto para ver si su mujer le quería o no le quería.
Y tanto era así que porque no tenía lágrimas para llorar por su marido, llamó a una vecina y la ajustó en tres celemines de centeno para que fuera llorando a su marido cuando iban a darle sepultura. Que, por cierto, decía la buena señora, en sus suspiros:
-!Llorar mariditos ajenos por tres celemines de centeno!
Pero antes de llegar al cementerio, había dos árboles de estos castaños de India, y tenían que pasar al fingido difunto por debajo de los castaños. Y al llegar a ellos el marido echó mano a las ramas y se quedó colgado de ellas, haciendo ver que había resucitado. Le volvieron a su casa, y la propinó a la mujer una señora paliza por aquel buen cariño que dijo que le tenía.
Pero más tarde el marido murió de verdad, y entonces la mujer ya no dio celemines de centeno por si la muerte era falsa como antiguamente. Iba ella detrás acompañando al duelo. Mas al llegar a los árboles anteriores, dijo a los que conducían la caja:
-!No le arrimen al castaño
no suceda lo que antaño!
JUAN PASCUAL ALONSO, dulzainero, 55 años, Aldeosancho (Segovia), 22/4/1936 (O. C.)
Y tanto era así que porque no tenía lágrimas para llorar por su marido, llamó a una vecina y la ajustó en tres celemines de centeno para que fuera llorando a su marido cuando iban a darle sepultura. Que, por cierto, decía la buena señora, en sus suspiros:
-!Llorar mariditos ajenos por tres celemines de centeno!
Pero antes de llegar al cementerio, había dos árboles de estos castaños de India, y tenían que pasar al fingido difunto por debajo de los castaños. Y al llegar a ellos el marido echó mano a las ramas y se quedó colgado de ellas, haciendo ver que había resucitado. Le volvieron a su casa, y la propinó a la mujer una señora paliza por aquel buen cariño que dijo que le tenía.
Pero más tarde el marido murió de verdad, y entonces la mujer ya no dio celemines de centeno por si la muerte era falsa como antiguamente. Iba ella detrás acompañando al duelo. Mas al llegar a los árboles anteriores, dijo a los que conducían la caja:
-!No le arrimen al castaño
no suceda lo que antaño!
JUAN PASCUAL ALONSO, dulzainero, 55 años, Aldeosancho (Segovia), 22/4/1936 (O. C.)
Si... aun estas en el presente...
ResponderEliminarHermosa catarsis haces en tu blog, tu casa como le llaman los bloggers a estos espacios...
Cuando disponga de mas tiempo creo que debo empezar a mirar tu pasado... a fisgonear un poco...
me gusta el aroma que se respira aqui.
Muchas gracias por tu comentario.
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