Todos los colores llegaron de pronto, casi sin avisar, pero fue el naranja quien, con paso firme, se adentró en el dormitorio y dijo, con voz decidida, que "desalojaran a los muertos".
De modo que uno a uno fueron desfilando todos hacia la terraza: el cadáver exquisito de Francisco Umbral, el exquisito cadáver de Camilo José Cela, Max Aub, Marilyn Monroe, los bohemios, los tristes, los del 98 y los del 27, los cuentistas, los poetas y los olvidados actores del cine español.
De todos los muebles, tan sólo el armario tuvo el privilegio de contemplar cómo el color naranja iba cubriendo lujuriosamente las paredes, y lo hizo vestido con una camisa de fuerza, en medio de la habitación.
Foto: Felipeángel (c)De modo que uno a uno fueron desfilando todos hacia la terraza: el cadáver exquisito de Francisco Umbral, el exquisito cadáver de Camilo José Cela, Max Aub, Marilyn Monroe, los bohemios, los tristes, los del 98 y los del 27, los cuentistas, los poetas y los olvidados actores del cine español.
De todos los muebles, tan sólo el armario tuvo el privilegio de contemplar cómo el color naranja iba cubriendo lujuriosamente las paredes, y lo hizo vestido con una camisa de fuerza, en medio de la habitación.
Han pasado los días y la casa está tomada; los colores viejos han dado paso a los nuevos. Muchos libros han terminado en la cuneta del expurgo; muchos discos, también. Todo está adquiriendo un aire limpio y renovador: el pasillo es un sueño violeta; la cocina, una tarta de crema; el salón, un manojo de lilas....
Foto: Felipeángel (c)Poco a poco los vivos y los muertos vuelven a sus estantes; Vidal y Planas, el defensor de las putas, hace poco que está al lado de González - Ruano; Carandell se codea con Don Pío, y Trapiello hace migas con Juan Manuel de Prada.
En este desordenado orden no hay lugar para etiquetas. Cada uno trae sus lineas y sus barcos, sus historias y sus mentiras, pero todos siguen mereciendo estar allí, en ese cementerio literario que, sin cesar, visito. Tan sólo los colores los levantan de sus tumbas cada tres o cuatro años y, en medio de la confusión, al volver, a veces preguntan por el compañero que tuvieron al lado durante ese tiempo, dónde está, con quién se ha ido, cómo ha terminado.
Felipeángel (c)
Foto: Felipeángel (c)
En este desordenado orden no hay lugar para etiquetas. Cada uno trae sus lineas y sus barcos, sus historias y sus mentiras, pero todos siguen mereciendo estar allí, en ese cementerio literario que, sin cesar, visito. Tan sólo los colores los levantan de sus tumbas cada tres o cuatro años y, en medio de la confusión, al volver, a veces preguntan por el compañero que tuvieron al lado durante ese tiempo, dónde está, con quién se ha ido, cómo ha terminado.
Felipeángel (c)
Si te ha quedado la casa tan bien pintada y con esos colores tan modernos como el texto donde lo describes, merece la pena descolocar todo para después tener un nuevo, mejor y más colorido orden.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luz