José Martínez Ruíz "Azorín"
Aquí yace un currutaco
que jamás se llegó a ver
sin dinero, sin mujer,
sin naipes y sin tabaco.
SALAS
Margarita Xirgu
EPITAFIO A UN BORRACHO
En esta tierra sellada
que sepulta un botiller,
una cepa ha de nacer,
que está una uva sembrada.
!Oh, tú, beata cansada,
que estás al sepulcro atenta;
del difunto no hagas cuenta,
pues tu sufragio le irrita.
No le eches agua bendita
que el tormento se le aumenta.
D. JERÓNIMO DE CAMARGO Y ZÁRATE
Johann Wolfgang von Goethe
EPITAFIO A UN BORRACHO
Aquí yace en siete pies
de aqueste carnero bajo
quien más que el agua del Tajo
quiso el vino de Rebés.
De la manera que ves
se preció de sus acciones
y hoy, a vista de mirones,
descansa de sus coladas,
en dos botas por almohadas,
en dos cueros por colchones.
ALONSO DE CASTILLO SOLÓRZANO
Gustav Mahler
EPITAFIO A UNA DAMA, AMIGA DE ESTAFAR
Buscó, solicitó, pidió, robó
la que en este sepulcro muerta ves,
que tuvo por galanes más de tres,
aunque solicitó, robó y pidió.
Enamoró, mintió, lloró, fingió,
para estafar a un rico genovés;
sin blanca le dejó vuelto francés
la que le enamoró, lloró, mintió.
Nadie mejor que la que yace aquí,
a la gata de Venus se opondrá,
pues con su inclinación siempre la vi.
Y aunque sin vida en el sepulcro está,
todo el mundo se guarde; que aún de allí
buscará, robará y arañará.
ALONSO DE CASTILLO SOLÓRZANO
Friedrich Nietzsche
A UN HOMBRE QUE DE HUMILDES PRINCIPIOS VINO A SER MUY PODEROSO
Nací de humildes padres y en pobreza,
favorecióme la fortuna avara,
y la que a pocos muestra alegre cara,
a mí me la mostró y subió en su alteza.
Dióme de sus haberes con largueza;
púsome en puesto que aspiré a tiara;
y cuando el mundo vio mi mente clara,
Muerte atajó mi mando y mi riqueza.
Tú qu´esa piedra ves, ten advertencia
qu´el bien obrar es solamente eterno;
lo demás quitará un breve suspiro.
Y ten cuenta que Dios no diferencia,
para dar gloria o para dar infierno,
a Térsiles, Neréo, Creso o Ciro.
JUAN DE LA CUEVA DE GAROZA
Maximilien de Robespierre
Aquí descansa un sereno
de costumbres tan soeces
que lo estaba pocas veces.
JOSÉ BERNAT BALDOVÍ
San Felipe Neri
EPITAFIO A UNA DUEÑA
Aquí descansa en eternal modorra,
cumplido de su vida el postrer plazo,
la astuta cazadora cuyo lazo
jamás pudo evitar humana zorra.
Murió de un fuerte golpe que en la morra
le dio furioso un atrevido brazo:
que era justo muriese de un porrazo,
quien vivió de dar gustos a la porra.
Caminante: si acaso algún interno
ardor lascivo el corazón te aprieta,
echa al punto, limosna en ese cuerno;
que aún te podrá traer esta alcahueta
un demonio con faldas del infierno
a trueque de ganar una peseta.
FRANCISCO DE QUEVEDO
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