Foto: Felipeángel (c)
POCAS LUCES
No nos vendan Navidades
ni alumbrado callejero,
que aun no tiene contracciones
la mujer del carpintero.
Ya no hay en Belén pastores,
que ganan poco dinero,
y en Madrid se manifiestan
con pitos los ganaderos,
los campesinos airados,
los taxistas peseteros,
los parados de la crisis,
los que, en la crisis, perdieron,
los que en tiempo de bonanza
el mundo se lo comieron.
No nos vendan Navidades
como trocitos de cielo;
no nos alumbren la vida
con bombillas para ciegos,
que no hay luces en las casas,
que están las fiestas aun lejos,
que en el aire no se siente
el olor a intenso incienso.
No nos vendan villancicos
ni promesas de coplero,
ni cenas de Nochebuena,
ni mentiras de Año Nuevo,
que las calles aun se visten
con ropas de pordiosero,
y no hay colores que aneguen
la soledad del guerrero.
No nos timen, no sonrían,
no cuenten el cuento entero,
que el cuento suena a contado
y no a cuento verdadero.
No metan prisa a la vida
que hay que darle tiempo al tiempo,
ni disfracen a noviembre
con falsas nieves de enero.
Dejen que todo transcurra
sin aires festivaleros;
no cubran, de acera a acera,
de moda los amplios cielos;
ni malgasten por capricho
el municipal dinero,
que están las calles gritando:
"!Tapen ya los agujeros!".
Desde la Sierra se oyen
las voces de los arrieros,
y en la Meseta resuenan
bocinas de camioneros,
repitiendo día y noche,
con acento lastimero:
"No nos vendan Navidades,
ni alumbrado callejero,
que aun no tiene contracciones
la mujer del carpintero.
29-30/11(09
Felipeángel (c)
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