Los tres últimos cuentos que he transcrito en este blog forman parte de la recopilación que ha publicado el escritor argentino Eduardo Berti en la editorial Páginas de Espuma.
Escogí ese trío pero podía haber elegido cualquier otro porque la selección es variada y de mérito, entretenida y multicultural.
Resulta tan fascinante su lectura que un viaje soporífero en el Metro lo transforma en delicado y ameno. Está elegido todo con tan sumo cuidado que, aunque se traten de historias escritas hace mucho tiempo, uno tiene la impresión de que es fácil sentirlas cercanas a nuestra realidad, y ésto es un acierto del antólogo, que imaginamos inmerso en el pozo sin fondo de las historias cortas, rebuscando aquí y allá lo que pueda servir para dar sentido a un minuto siquiera de nuestra ajetreada vida.
Si los tres cuentos escogidos son como pequeños fogonazos, todo el conjunto forma un amplio parque con múltiples puntos de luz hacia los que ir. Unos nos indican el sinuoso camino del amor; otros, la atropellada senda de las ambiciones rotas; la mayoría, la sabia combinación de la paciencia, el consejo y la espera.
No soy partidario de recomendar libros, -que cada uno lea lo que le apetezca- pero con éste voy a hacer una excepción; cómprenlo y, si no pueden, búsquenlo en la biblioteca pública. Merece la pena.
Felipeángel (c)
Escogí ese trío pero podía haber elegido cualquier otro porque la selección es variada y de mérito, entretenida y multicultural.
Resulta tan fascinante su lectura que un viaje soporífero en el Metro lo transforma en delicado y ameno. Está elegido todo con tan sumo cuidado que, aunque se traten de historias escritas hace mucho tiempo, uno tiene la impresión de que es fácil sentirlas cercanas a nuestra realidad, y ésto es un acierto del antólogo, que imaginamos inmerso en el pozo sin fondo de las historias cortas, rebuscando aquí y allá lo que pueda servir para dar sentido a un minuto siquiera de nuestra ajetreada vida.
Si los tres cuentos escogidos son como pequeños fogonazos, todo el conjunto forma un amplio parque con múltiples puntos de luz hacia los que ir. Unos nos indican el sinuoso camino del amor; otros, la atropellada senda de las ambiciones rotas; la mayoría, la sabia combinación de la paciencia, el consejo y la espera.
No soy partidario de recomendar libros, -que cada uno lea lo que le apetezca- pero con éste voy a hacer una excepción; cómprenlo y, si no pueden, búsquenlo en la biblioteca pública. Merece la pena.
Felipeángel (c)
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