"(...) Francesillo advierte que evitan hablar de la cosa en sí. No son legionarios ni falangistas. No son fanáticos. Son soldados en cuya quinta ha caído una guerra. Gente del pueblo que va a fusilar a otra gente del pueblo. Igual podría haber sido al contrario. Así de tontamente sencilla es la realidad. Este pensamiento es desolador, pero no nuevo en Francesillo, y tampoco le alivia mucho de su primer encuentro con la muerte, con el crimen (aunque ya tuvo la experiencia de su padre, pero ahora va a ser al revés). Efectivamente, como dicen los soldados, la inseguridad del corazón y la cobardía de las piernas es semejante a lo de la primera puta. Entonces también había un puntazo de culpa inexplicable. Ahora no hace falta explicarlo. El camión huele a acero nocturno, hombre con sueño y tabaco malo. El camión huele a bocadillo de madrugada, zumo de luna y crimen.
(...)
La operación se repite por tres veces. Son tres tandas de hombres (Francesillo agradece que no haya ninguna mujer, aunque sabe que también las matan). Hombres intercambiables, la estadística pedánea de España. Estamos asesinando a la estadística. Estamos fusilando a la España pedánea. ¿Cómo se puede ir erosionando así el tejido humano de un país, de nuestro propio país? ¿Y qué es lo que piensan crear éstos luego, después de tanta muerte? Los españoles se han vuelto locos (seguro que del otro lado hacen algo parecido), les ha entrado el odio de la propia raza y quizá esperan que de la muerte va a surgir otra raza mejor. Nos odiamos de español a español como el blanco odia al negro y el negro al blanco. Nos olemos mal, como nos huelen mal los negros y los chinos..."
(FRANCISCO UMBRAL: "Leyenda del César visionario", Colección "Las 100 mejores novelas en castellano del siglo XX" - Seix Barral S. A. - Bibliotex S. L. 1991, págs. 52 y 54)
(...)
La operación se repite por tres veces. Son tres tandas de hombres (Francesillo agradece que no haya ninguna mujer, aunque sabe que también las matan). Hombres intercambiables, la estadística pedánea de España. Estamos asesinando a la estadística. Estamos fusilando a la España pedánea. ¿Cómo se puede ir erosionando así el tejido humano de un país, de nuestro propio país? ¿Y qué es lo que piensan crear éstos luego, después de tanta muerte? Los españoles se han vuelto locos (seguro que del otro lado hacen algo parecido), les ha entrado el odio de la propia raza y quizá esperan que de la muerte va a surgir otra raza mejor. Nos odiamos de español a español como el blanco odia al negro y el negro al blanco. Nos olemos mal, como nos huelen mal los negros y los chinos..."
(FRANCISCO UMBRAL: "Leyenda del César visionario", Colección "Las 100 mejores novelas en castellano del siglo XX" - Seix Barral S. A. - Bibliotex S. L. 1991, págs. 52 y 54)
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