El día de la Huelga General los libros ya estaban allí, recluidos en sus casetas, dicharacheros de noche y silenciosos con la llegada del alba; algunos oyeron asustados el rumor de la ciudad, el ladrido de los perros, el ru-run de los gatos, la algarabía de los coches y el frenesí alcohólico de los últimos noctámbulos. Otros se encontraban nerviosos porque era la primera vez que habían hecho un viaje tan largo, con el olor, aun tierno y salobre, del mar pegado a sus lomos, o la humedad de la niebla con huellas de catedrales comiéndoles las páginas.
Hoy todo es diferente; han visto a los primeros imaginarias montando guardia junto a sus estantes, mientras les iban quitando el polvo y la morriña, la caspa, que hoy es más cara, y la ansiedad.
Tal vez quedan por dar los últimos retoques; poner el libro de Cela en primer plano, o la obra de Umbral junto a los libros de lance y ocasión; don Pío se mantiene; Trapiello casi no aparece, salvo en Renacimiento; a Sven Hassel ni se le ve; la poesía vegeta y las revistas de humor, como La Codorniz se revalorizan.
Abre la primera caseta pero la luz entra en su interior tamizada, como la mano de un viejo que busca el libro de su infancia y los recuerdos perdidos; poco después lo hacen las demás y los transeúntes, los ciudadanos con una idea en la cabeza y un hueco en el bolsillo, comienzan a acudir a ellas como jilgueros al alpiste de la literatura, del arte, de la historia y la curiosidad.
Sólo veo a un equipo reducido de televisión; tres profesionales de Telemadrid que hacen su trabajo en la primera caseta, enseñando un curioso libro de fotografías que un ciudadano de Alcalá de Henares....etc.; terminan, recogen y se van.
Felipeángel (c)
Hoy todo es diferente; han visto a los primeros imaginarias montando guardia junto a sus estantes, mientras les iban quitando el polvo y la morriña, la caspa, que hoy es más cara, y la ansiedad.
Tal vez quedan por dar los últimos retoques; poner el libro de Cela en primer plano, o la obra de Umbral junto a los libros de lance y ocasión; don Pío se mantiene; Trapiello casi no aparece, salvo en Renacimiento; a Sven Hassel ni se le ve; la poesía vegeta y las revistas de humor, como La Codorniz se revalorizan.
Abre la primera caseta pero la luz entra en su interior tamizada, como la mano de un viejo que busca el libro de su infancia y los recuerdos perdidos; poco después lo hacen las demás y los transeúntes, los ciudadanos con una idea en la cabeza y un hueco en el bolsillo, comienzan a acudir a ellas como jilgueros al alpiste de la literatura, del arte, de la historia y la curiosidad.
Sólo veo a un equipo reducido de televisión; tres profesionales de Telemadrid que hacen su trabajo en la primera caseta, enseñando un curioso libro de fotografías que un ciudadano de Alcalá de Henares....etc.; terminan, recogen y se van.
Felipeángel (c)
Fotos: Felipeángel (c)
Este miercoles por la mañana puede ser un buen dia para visitarla.
ResponderEliminarGracias por avisar. Este año he tenido que andar con papeles y no me habia dado cuenta que ya habia llegado la Feria de Otoño.
Un abrazo
Luz