miércoles, noviembre 24, 2010

HISTORIA DE UNOS AMORES


Hay varios pareceres
sobre si aman de veras las mujeres;
sin decidir cuestión tan importante,
vaya un ejemplo de mujer amante.
Blas y Blasa, vecinos de una villa,
no sé si de Aragón o de Castilla,
se amaban de manera
que era el encanto de la villa entera.
En protestas de amor la vida pasan:
los padres ¿qué han de hacer? al fin los casan,
y marido y mujer ¡prodigio extraño!
vivieron como novios casi un año.
No era para durar tanta ventura:
coge Blas una fuerte calentura,
cuídale su mujer a toda costa,
pero el mal se lo lleva por la posta;
de modo que el doctor al cabo lanza
la sentencia fatal: ¡No hay esperanza!
Tremendo anuncio, que en el alma hiere
a la consorte fiel: "¡Ay, que se muere!"
"¡Ay -grita- que me quedo sin marido!
¿Para qué, ¡justo Dios! habré nacido?
Por qué en mí la dolencia no se ceba,
y en lugar de mi Blas a mí se lleva?
¡Muerte! Ven presurosa;
deja al marido en paz, muera la esposa."
La muerte en el momento
se cuela de rondón al aposento
y dice: "¿A quién me llevo? ¿quién me llama?"
Blasa responde con turbado acento:
"Llévate...al infeliz que está en la cama."
Pura exageración sin trascendencia
son del afecto los extremos locos;
eso de dar por otros la existencia
lo dicen muchos.... pero lo hacen pocos.
(Anónimo)

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