Fotografía: Felipeángel (c)
Pajarito hifalto que rondas las mesas.
que comes paella, que hueles compresas,
que pías y vuelas con dulce primor;
bello gorrioncito que cantas a coro
la bella tonada del pico de oro,
y bebes el vino del viejo señor.
Te veo en la playa, lanzando señales,
moviendo las alas en los arenales,
mirando la bolsa que tengo en la mano
de chuches variadas y un poco crujientes
que alegran mi boca y amargan mis dientes,
a veces, rendido, y en otras, ufano.
Alado turista que alegra la vista,
que a los comensales les pasa revista,
y estudia la carta con vaga ilusión.
Eres el reclamo de los camareros,
das el visto bueno a los cocineros,
y todos te creen el rey del salón.
Joven pajarito de pardos colores,
que nada te dicen las hermosas flores,
que buscas constante el puro sustento
en el chiringuito que huele a sardinas.
¡Que olor tan hermoso el de las cocinas
si te proporcionan cálido alimento!
Allí te dejé, mirando las olas,
oyendo la música de las caracolas,
comiéndote el grano de la paellera
y el pan que ponía a posta en el suelo.
Pajarito hifalto, de plácido vuelo:
¡Qué vida la tuya, tan aventurera!
Felipeángel (c)
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