El pasado domingo vimos un hecho inaudito en la sala número 8 de los cines Yelmo del Centro Comercial Plenilunio; no me refiero a la cada vez más cotidiana imagen de las palomitas tiradas por el suelo o al deplorable estado en que se encontraban algunas butacas, entre ellas la que me tocó en suerte, pintarrajeada y sucia, sino a un comportamiento que podríamos considerar cuanto menos impropio de una empresa cinematográfica que te cobra a 9´20 euros la sesión de las 17´45. A ella asistimos no más de 15 personas para ver otras "sesiones", las protagonizadas por John Hawkes y Helen Hunt, en la última y laureada película de Ben Lewin.
Antes de entrar no sabíamos nada de "Las sesiones"; no habíamos leído ninguna crítica, ni habíamos visto por la tele ningún "make-off" de la película, ni teníamos ninguna referencia visual de la misma, aunque después nos dimos cuenta, yendo para casa, que había muchos carteles en las marquesinas de las paradas del autobús. A veces este es el escenario perfecto para llevarse una grata sorpresa, pero esta cadena de cines nos la frustró porque entre los anuncios publicitarios, la llamada de atención para que los espectadores apaguen sus teléfonos móviles y el consabido avance de los nuevos estrenos nos coló el trailer de la película que íbamos a ver. Sin ser muy explícito y antes, claro está, de que empezara la proyección de "Las sesiones", nos enteramos de quién era el protagonista, qué le pasaba, con quién hablaba y a quién recurría para mantener cada sesión, leit-motiv de toda la historia. No digo que "Las sesiones" sea una peli de misterio, o de suspense, o un thriller psicológico, pero tiene su ritmo y las cosas que van pasando se desvelan a su debido tiempo, de manera que el espectador se siente cada vez más atrapado con las vicisitudes de la vida de Mark O´Brien y su sorprendente relación con Cheryl. Para mí Cheryl, es decir, Helen Hunt, me recordaba en bastantes planos a Isabel San Sebastián; la veía en muchos de sus gestos, en su figura estilizada, en el color de su pelo, en la manera de sonreír; todo esto quedó desvelado, antes de que viéramos la película, en el trailer, un error incomprensible que denota la poca profesionalidad de los responsables de los cines Yelmo y el poco respeto que le merecen los espectadores que acuden a ellos.
Por lo demás, sin ser una obra maestra, "Las sesiones" contiene muchos elementos para considerarla una película atractiva, que, a veces, llega a emocionar e, incluso, a hacernos sonreír, aunque lo más importante, a mí juicio, es intentar ponerse en la piel del protagonista, y comprender sus inquietudes, sus miedos y sus deseos para poder entender el alcance de sus propósitos. Todo ello lo trasmite con una gran limitación de gestos, John Hawkes en su papel de Mark O´Brien, y esta contención, esta capacidad expresiva es lo que consigue enganchar al espectador hasta el plano final, corto e inesperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario