Con diez ladrones por banda
y ciento en popa, a toda vela,
no corta el mal, sino vuela
un gavioto malandrín,
infiel pirata que llaman
por su largura El Temido,
en partido conocido
del uno al otro confín.
La luna del mal riela,
en la sede gime el viento,
y alza en blando movimiento
un sobre triste y azul;
y va el gavioto pirata
cantando alegre en la popa,
con la pasta en media Europa
y el secreto en el baúl.
Navega, dinero mío
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni la tele, ni Esperanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a calcular tu valor.
Muchas presas
hemos hecho
con provecho
e interés,
y han perdido
sus razones
los ladrones
ya después.
Que es mi cuenta mi tesoro;
mi sueño, la libertad;
mi ley, lo que aun me callo;
mi única patria, esperar.
A la voz de "¡sobre viene!"
es de ver
cómo vira y se previene
el comité a esperar;
que soy yo quien puede hablar,
y mi verbo es de temer.
En la mesa
yo divido
lo cogido
por igual;
solo quiero
por riqueza
una parte
del total.
Que es mi cuenta mi tesoro;
mi sueño, la libertad;
mi ley, lo que aun me callo;
mi única patria, esperar.
¡Sentenciado estoy a verte!
Yo me río,
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
tal vez lo mande a la trena,
si me acepta el desafío;
y si caigo,
¿qué es la vida?
Por vivida
ya la dí,
pues no he pegado
ni clavo,
ni un ochavo
rehuí.
Que es mi cuenta mi tesoro;
mi sueño, la libertad;
mi ley, lo que aun me callo;
mi única patria, esperar.
Felipeángel (c)
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