Hoy se le da al pueblo la oportunidad de visitar el Congreso de los Diputados. ¿Dejarán pasar con sus camisetas verdes a los que se oponen a la recientemente aprobada Ley de Educación? ¿Entrarán sin ningún impedimento los preferentistas que perdieron todos sus ahorros? ¿Lo harán con sus pancartas, con sus silbatos, con sus consignas en contra de los bancos que abusaron de su confianza? ¿Pondrán alguna pega a la marea blanca de la sanidad pública, contraria a que privaticen sus centros de trabajo? ¿Se podrán hacer una foto junto a Daoiz y Velarde, los leones que flanquean la entrada al Congreso de los Diputados, exhibiendo sus pegatinas, sus lemas contra el Gobierno de la Nación, sus batas blancas, sus reivindicaciones? ¿Consentirán que se sienten en los escaños los del "Nunca Mais", los de "Stop Desahucios", los homeless de la Puerta del Sol con sus carritos llenos de cartones, de miseria, de los últimos recuerdos de una vida en familia? ¿La cola de los parados se trasplantará por un día a la fachada del egregio edificio? ¿Mirarán con buenos ojos a los que querían tomar el Congreso meses atrás, a los del 15-M, a los miles de ciudadanos que se han manifestado por las calles pidiendo una vida digna, un estado del bienestar como el de antes, un futuro prometedor para sus hijos? Todos ellos son también pueblo, forman parte del pueblo soberano, son la vanguardia del pueblo que no quiere dejarse avasallar, que no consiente que se rebajen sus derechos, que lucha porque no se agrande la brecha entre ricos y pobres, que denuncia la corrupción política, bancaria y empresarial, que pelea porque esta Constitución, que estos días se conmemora, no sea papel mojado. Todos ellos tienen derecho a pasear por el Salón de los Pasos Perdidos, a visitar el Hemiciclo, a mirar debajo de la alfombra a ver si hay tamo o un ramillete de normativas que tratan de coartar la libertad de los ciudadanos.
Felipeángel (c)
He tenido la suerte de visitar el Congreso de los Diputados más de una vez, e incluso he asistido como invitada a uno de sus plenos y he de decir que me gustó estar dentro de la casa donde habitan los representantes de la soberanía popular.
ResponderEliminarDesgraciadamente y más en estos tiempos que vivimos, esa "soberanía" cada vez es más papel mojado porque sus representantes están haciendo todo lo posible para que el tamo de sus alfombras se vaya metiendo poco a poco en nuestras gargantas hasta dejarnos mudos.
Buen pespunte
Un abrazo
Luz