Fotomontaje: Raquel (c)
Después de oír al Ministro de Industria, Miguel Sebastián, estoy más tranquilo porque parece que, al fin, se impone en el Gobierno el sentido común.
Sus treinta y una medidas no son sólo un propuesta globalizadora para atacar y atajar los nocivos efectos de la crisis sino que se tratan, sin duda, de un globo sonda, de una apuesta, en definitiva, por la igualdad.
Ya sabemos que todos somos iguales, pero, como dijo George Orwell en "Rebelión en la Granja", unos son más iguales que otros; así que esta igualdad desigual, que en tantos ámbitos de la vida se manifiesta, tiene los días contados.
De las treinta y una medidas del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008-2011, me gustan sobre todo las que aconsejan a los ciudadanos que utilicen el transporte público y el uso de la bicicleta.
Aunque la redacción de los escritos gubernamentales suele ser ambigua, yo entiendo que estas propuestas van dirigidas a todos, incluidos los señores diputados de toda índole y los miembros y miembras del Gobierno. Si realmente se intentaran llevar a cabo, uno cree que deberían desaparecer el Parque Móvil del Estado y todos los Parques Móviles Autonómicos, con el consiguiente ahorro que esto supondría en la compra de coches y carburantes. No parece lógico recomendar a los ciudadanos el uso de la bicicleta y el transporte público sino se tiene la convicción de que la clase política debe predicar con el ejemplo. Si tal cosa hicieran, aumentaría el PIB y, aún mucho más, si los representantes del pueblo ajustaran sus dietas de transporte a lo que se viene firmando en la mayoría de Convenios de Empresa entre la Patronal y los Sindicatos.
No creo que lo veamos hasta septiembre porque, aunque las cosas no estén para tirar cohetes, lo más probable es que sus Señorías y los miembros y miembras del Gobierno se vayan de vacaciones, lo habitual en todo país que entra en crisis para que parezca que no la hay. Pero cuando lleguen esas fechas va a ser bonito, muy bonito y ejemplificador, ver a todos ellos acceder a sus puestos de trabajo en metro, o en autobús, o en bicicleta. Entonces comenzaremos a tener la impresión de que, al fin, después de treinta años, la clase política de este país ha dado el primer paso hacia la igualdad democrática.
Felipeángel (c)
Después de oír al Ministro de Industria, Miguel Sebastián, estoy más tranquilo porque parece que, al fin, se impone en el Gobierno el sentido común.
Sus treinta y una medidas no son sólo un propuesta globalizadora para atacar y atajar los nocivos efectos de la crisis sino que se tratan, sin duda, de un globo sonda, de una apuesta, en definitiva, por la igualdad.
Ya sabemos que todos somos iguales, pero, como dijo George Orwell en "Rebelión en la Granja", unos son más iguales que otros; así que esta igualdad desigual, que en tantos ámbitos de la vida se manifiesta, tiene los días contados.
De las treinta y una medidas del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008-2011, me gustan sobre todo las que aconsejan a los ciudadanos que utilicen el transporte público y el uso de la bicicleta.
Aunque la redacción de los escritos gubernamentales suele ser ambigua, yo entiendo que estas propuestas van dirigidas a todos, incluidos los señores diputados de toda índole y los miembros y miembras del Gobierno. Si realmente se intentaran llevar a cabo, uno cree que deberían desaparecer el Parque Móvil del Estado y todos los Parques Móviles Autonómicos, con el consiguiente ahorro que esto supondría en la compra de coches y carburantes. No parece lógico recomendar a los ciudadanos el uso de la bicicleta y el transporte público sino se tiene la convicción de que la clase política debe predicar con el ejemplo. Si tal cosa hicieran, aumentaría el PIB y, aún mucho más, si los representantes del pueblo ajustaran sus dietas de transporte a lo que se viene firmando en la mayoría de Convenios de Empresa entre la Patronal y los Sindicatos.
No creo que lo veamos hasta septiembre porque, aunque las cosas no estén para tirar cohetes, lo más probable es que sus Señorías y los miembros y miembras del Gobierno se vayan de vacaciones, lo habitual en todo país que entra en crisis para que parezca que no la hay. Pero cuando lleguen esas fechas va a ser bonito, muy bonito y ejemplificador, ver a todos ellos acceder a sus puestos de trabajo en metro, o en autobús, o en bicicleta. Entonces comenzaremos a tener la impresión de que, al fin, después de treinta años, la clase política de este país ha dado el primer paso hacia la igualdad democrática.
Felipeángel (c)
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