Antonio Machado (Sevilla, 1875 - Collioure, 1939 )
Francisco Martínez de la RosaAquí enterraron de baldepor no hallarle una peseta...
-No sigas, era poeta
Yace aquí un mal matrimonio,dos cuñados, suegra y yerno....No falta sino el demonio
para estar junto al infierno.
Aquí yace una viudaque murió de pena aguda,apenas hubo perdidoa su séptimo marido.
Frédéric Chopin (Zelazowa Wola, Polonía, 1810 - París, 1849 )
José CadalsoDe una mujer que murió de pura constanciaSólo murió de constante
la que está bajo esta losa.
Acércate, caminante,
pues no murió tal amante
de enfermedad contagiosa.
De una vieja que murió de amoresUna vieja ha fallecido
de amor, y aquí se enterró.
Considere el advertido:
si enamorada murió,
qué tal habría vivido.
Groucho Marx ( Nueva York, 1890 - Los Ángeles, 1977 )
Julián PriegoAquí yace un millonario
el que sin ser molinero
hizo del agua dinero;
ese fue algún boticario.
!Mujer y morir de amorI...
No oí mentira mayor.
Pretendiente....y fallecer!...
Se cansó de pretender.
Jim Morrison ( Melbourne, Florida, 1943 - París, 1971)
José Bernat BaldovíAquí descansa un sereno
de costumbres tan soeces,
que lo estaba pocas veces.
Yace aquí una tal Guillerma;
dicen que fue
cortesana,
y en menos de una semana
puso media
Corte- enferma.
Mariano José de Larra ( Madrid, 1809 - Madrid, 1837)
Ramón Gómez de la Serna ( Madrid, 1888 - Buenos Aires, 1963)
Salvador Jacinto Polo de Medina
De un sepulturero
Cavando un sepulcro un hombre,
sacó largo, corvo y grueso
entre otros muchos, un hueso
que tiene cuerno por nombre.
Volvióle al sepulcro al punto;
y viéndole un cortesano,
dijo: Bien haceis, hermano,
que es hueso de ese difunto.
Marilyn Monroe ( Los Ángeles, 1926 - Los Ángeles, 1962)
Alonso de Salas BarbadilloA un bufón fríoBufón fue el oficio mío,
tal, que a nadie hice reir,
y al fin, fin, vine a morir
de beber mucho, y muy frío.
Providencia fue, y no estrella
(huesped) quien mi vida acaba,
con la frialdad mataba,
y vine a morir con ella.
.. .. .. ..
A un taberneroAquí yace sepultado
junto al cristal de esta fuente
un tabernero eminente
en darnos el vino aguado.
Plata esta fuente le dio
que el supo en oro tornar,
y así muerto quiso estar
con la que le enriqueció.
Oscar Wilde (Dublín, 1854 - París, 1900)
AnónimosAquí un domador reposa,
que se murió de pesar,
porque no pudo domar
en diez años a su esposa.
. . .
Desde el número primero
se dejaba discurrir
que iba bien pronto a morir
el infeliz Mensajero.
Que la falta de dinero
le mató, es muy evidente:
!Válgame Dios, cuánta gente
del gremio periodical
va a sucumbir a este mal...!
No queda ningún viviente.