martes, junio 12, 2012

PESPUNTES: "EL MAL LOCUTOR Y EL BUEN TENISTA"

Lo mejor de la última final del Torneo de Tenis de Roland Garros ha sido Rafael Nadal y lo peor el comentarista del canal de televisión que retransmitió el partido. ¡Qué horror! Manuel Santana que, por lo general, utiliza en sus comentarios un tono de voz bajo, en esta ocasión lo tenía tan apagado y cansino que uno terminó pensando que se debía a la joya televisiva que le había tocado sufrir a su lado. Para mí que pensaba que ese tío no había visto un partido de tenis en su vida, que no conocía la palabra moderación e ignoraba por completo todo lo que se debe saber para transmitir al espectador el clima imprescindible que maestros como Juan José Castillo bordaron con una absoluta profesionalidad. Aquella manera de decir, aquel comentario breve y acertado, aquel tono de voz siempre acorde con los vicisitudes del partido, aquel "entró, entró", te ponía los pelos de punta, te metía de lleno en la jugada, en el esfuerzo de los tenistas, en el primer plano. De él y de otros tantos buenos profesionales de la televisión podía haber aprendido algo  este pollo pero se ve que no se lleva, que lo que ahora se estila es el tonillo de la barra del bar, el elevado vozarrón de los locutores deportivos de la radio, el desparpajo maleducado y el meter baza cuando no se debe.
En un partido de tenis el medido silencio del locutor es tan importante como la imagen del esfuerzo sobrehumano de los tenistas. Ayer y anteayer, la nefasta locución de este individuo, del que no quiero saber ni cómo se llama, me obligó a  quitar el sonido del televisor, como cuando Perico Delgado subía las cuestas de las etapas de montaña del Tour de Francia, y así vi gran parte del partido hasta el triunfo final del gran tenista español. Fue entonces cuando lloré, cuando sentí en toda su intensidad su extraordinario logro, y lo hice en silencio, para que la desagradable voz del comentarista no malograra la increíble emoción que tuve en aquellos momentos inolvidables.

Felipeángel (c)

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