martes, octubre 01, 2013

SE MUERE SEPTIEMBRE HEDIENDO A VERANO


Se muere septiembre hediendo a verano,
la piel requemada et roxas las manos,
que ya non le queda ningún troço sano,
pues han incendiado su cuerpo serrano.

Grandes nubarrones sirven de mortaja;
de pino quemado le haçen  la caja;
el agua lo acosa, lo rompe et lo raxa,
et hiere su cuerpo como una navaxa.

Le lloran mujeres con grandes lamentos
que llevan la cuenta de todos los cuentos;
la tumba es un foso de barro mugriento,
gusanos voraces lo esperan hambrientos.

Doblan las campanas con trágico son;
un cura barbado canta el kirie eleison
el pueblo, impasible, escucha el sermón,
et las plañideras ruegan su perdón.

Si el fuego causó sus grandes heridas,
también las causaron las causas perdidas,
las de las personas poco socorridas,
hambrientas, humildes et mucho sufridas.

Las llamas mataron los montes gallegos;
se afronta la crisis con palos de ciego;
algunos al pueblo le piden sosiego,
y otros quisieran decir hasta luego.

Septiembre se lleva el sol  a la tumba;
con los presupuestos algo se derrumba;
sigue el catalán zumba que te zumba,
y en Andalucía rumba que te rumba.

Un otoño triste, pobre, se avecina;
el paro se asoma, taimado, en la esquina;
tras las vacaciones, vuelve la rutina,
y en muchos juzgados nada se termina.

Ten piedad, Señor, de este mes quemado,
de este pueblo hundido, paciente y vexado,
que siempre parece tan mal gobernado,
et falto de suerte et tan asustado.

Felipeángel (c)



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