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Este despropósito va unido a otros anteriores, como castigar a las Comunidades de Vecinos, si se demuestra que uno de ellos ha reciclado mal, o el de incitarnos a acudir a los Puntos Limpios con nuestros objetos ya inservibles para que terminen diciéndonos que no nos los pueden recoger, que los tiremos directamente al contenedor.
Pongo aquí la carta que Alicía Díez publicó en el diario La Razón el pasado día 23 porque estoy completamente de acuerdo con ella; lo he expresado aquí en varias entradas; por ejemplo en "Gracias por su colaboración".
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Este artículo de Almudena Grandes, publicado el pasado domingo, 28 de octubre, en El País Semanal, me recordó lo que nos pasó hace un año, más o menos, en el Punto Limpio que hay aquí, en Vicálvaro.
Después de una limpieza general nos presentamos allí con el carrito de la compra lleno de cintas de vídeo, seguros de que obrábamos correctamente, pero cuál no fue nuestra sorpresa cuando nos dijeron que no, que en ese sitio no reciclaban las cintas, que las tiráramos al contenedor gris, el de los residuos orgánicos; y así lo hicimos: vacíamos todo el contenido del carro en el primero que encontramos. Desde ese día, ni por asomo se nos ocurre acercarnos hasta estas curiosas instalaciones del Ayuntamiento, no vaya a ser que nos acusen de tener poca conciencia ciudadana o de ser, simplemente, unos primos.
Felipeángel (c)
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