Por poco que uno se pare a pensarlo yo creo que hay suficientes motivos para quejarse de la cadena televisiva que tiene una cabeza de mosca como logotipo. Lo digo como espectador y lo digo, también, como simple ciudadano de la calle.
Uno recuerda vagamente la contumaz campaña propagandística de los 25 años de Paz en los lejanos idus del franquismo; pues bien, si aquel tostón verbenero de loa al salvador de la patria les pareció a nuestros padres añejo y reiterativo, lo ha superado con creces el autobombo de esta cadena que, desde los primeros meses del año, no han parado de recordarnos a todas horas
que llevan dos decenios con nosotros.
La verdad, no se a qué viene mirarse tanto el ombligo porque lo habitual es que Antena 3 incumpla reiteradamente su propio código de buenas prácticas. Siguen emitiendo contenidos inadecuados en horario infantil; se regodean hasta el pitorreo mediático alargando el inicio de sus series de más éxito hasta colmar, con creces, nuestra santa paciencia; abusan de los cortes publicitarios hasta el punto de que, en muchas ocasiones, cuando se reinicia la emisión de sus programas, uno ya ha perdido el hilo de lo que estaba viendo y, lo que es mucho más grave, han convertido el triste pasar de muchas personas en un aberrante y bochornoso reality show.
Me refiero a "Los invisibles". Con "Los invisibles" nos quieren hacer creer que cinco famosillos vestidos de pobre con ropas de marca van a pasarlas canutas viviendo, por unos días, en la calle. Salta a la vista, nada más empezar el programa, que no va a ser así.
Francamente, a uno le da igual que una señorita con el pelo recién lavado en la peluquería, o que un reportero que vive de los entresijos de los demás, o que un vivalavírgen con sonoro apellido, duerman o no en la calle, solos o en compañía de otros, porque, aunque su extraordinaria experiencia de ser unos homeless por unos días sea cierta, siempre nos quedará la duda de que, para salvaguardar su seguridad, no ha de faltarles ayuda.
Lo lamentable, lo indigno de esta propuesta es la manipulación, el descarado uso de la desgracia ajena que rodea a unos desgraciados ocasionales como elemento decorativo en un espectáculo de televisión y, lo que resulta más penoso de todo, el intentar dar gato por liebre al espectador haciéndole creer que se trata de una denuncia social y no de un provechoso juego donde convive el escondido glamour con el olor a sobaquina.
Si lo que quiere la cadena de la cabeza de mosca es denunciar que lo haga de frente y con cojones; que lleve cada día un homeless a los platós, como quien sienta un pobre a la mesa de la realidad, para que nos cuente su vida con pelos y señales; que habrá en sus estudios, con una parte de sus beneficios, comedores de asistencia social; que utilice todo su poder mediático para llevar a cabo campañas de concienciación dirigidas a los ciudadanos pero, también, directamente al Gobierno de la Nación, para que gestione mejor los recursos y arregle la situación de miles de desfavorecidos que viven, comen, beben y cagan en las calles de las ciudades españolas; que se manifieste, si es necesario; que abra sus programas a la gente que no tiene voz en la octava potencia mundial, !manda huevos!, pero que no jueguen a ser la Corte de Versalles televisiva, vistiendo a cinco personas, ociosas y egocéntricas, de pobres de salón.
Sí, ahí afuera, malviviendo en la calle, rebuscando en los cubos de basura por el día y abandonados a su suerte por la noche, se pasa mal pero que no nos hagan creer que estos cinco sin techo de pega lo están pasando tan mal como los de la puta realidad, porque no es verdad y, si así fuera, si lo estuvieran pasando sólo un poquito mal de lo que realmente pasa el que vive en esas condiciones, sabemos que siempre tienen la posibilidad de volver atrás, a sus acomodadas vidas, en cualquier momento.
En fin, lo peor de una mosca es que termine siendo una mosca cojonera y Antena 3 , para su desgracia, va camino de ello.
Felipeángel (c)
Uno recuerda vagamente la contumaz campaña propagandística de los 25 años de Paz en los lejanos idus del franquismo; pues bien, si aquel tostón verbenero de loa al salvador de la patria les pareció a nuestros padres añejo y reiterativo, lo ha superado con creces el autobombo de esta cadena que, desde los primeros meses del año, no han parado de recordarnos a todas horas
que llevan dos decenios con nosotros.
La verdad, no se a qué viene mirarse tanto el ombligo porque lo habitual es que Antena 3 incumpla reiteradamente su propio código de buenas prácticas. Siguen emitiendo contenidos inadecuados en horario infantil; se regodean hasta el pitorreo mediático alargando el inicio de sus series de más éxito hasta colmar, con creces, nuestra santa paciencia; abusan de los cortes publicitarios hasta el punto de que, en muchas ocasiones, cuando se reinicia la emisión de sus programas, uno ya ha perdido el hilo de lo que estaba viendo y, lo que es mucho más grave, han convertido el triste pasar de muchas personas en un aberrante y bochornoso reality show.
Me refiero a "Los invisibles". Con "Los invisibles" nos quieren hacer creer que cinco famosillos vestidos de pobre con ropas de marca van a pasarlas canutas viviendo, por unos días, en la calle. Salta a la vista, nada más empezar el programa, que no va a ser así.
Francamente, a uno le da igual que una señorita con el pelo recién lavado en la peluquería, o que un reportero que vive de los entresijos de los demás, o que un vivalavírgen con sonoro apellido, duerman o no en la calle, solos o en compañía de otros, porque, aunque su extraordinaria experiencia de ser unos homeless por unos días sea cierta, siempre nos quedará la duda de que, para salvaguardar su seguridad, no ha de faltarles ayuda.
Lo lamentable, lo indigno de esta propuesta es la manipulación, el descarado uso de la desgracia ajena que rodea a unos desgraciados ocasionales como elemento decorativo en un espectáculo de televisión y, lo que resulta más penoso de todo, el intentar dar gato por liebre al espectador haciéndole creer que se trata de una denuncia social y no de un provechoso juego donde convive el escondido glamour con el olor a sobaquina.
Si lo que quiere la cadena de la cabeza de mosca es denunciar que lo haga de frente y con cojones; que lleve cada día un homeless a los platós, como quien sienta un pobre a la mesa de la realidad, para que nos cuente su vida con pelos y señales; que habrá en sus estudios, con una parte de sus beneficios, comedores de asistencia social; que utilice todo su poder mediático para llevar a cabo campañas de concienciación dirigidas a los ciudadanos pero, también, directamente al Gobierno de la Nación, para que gestione mejor los recursos y arregle la situación de miles de desfavorecidos que viven, comen, beben y cagan en las calles de las ciudades españolas; que se manifieste, si es necesario; que abra sus programas a la gente que no tiene voz en la octava potencia mundial, !manda huevos!, pero que no jueguen a ser la Corte de Versalles televisiva, vistiendo a cinco personas, ociosas y egocéntricas, de pobres de salón.
Sí, ahí afuera, malviviendo en la calle, rebuscando en los cubos de basura por el día y abandonados a su suerte por la noche, se pasa mal pero que no nos hagan creer que estos cinco sin techo de pega lo están pasando tan mal como los de la puta realidad, porque no es verdad y, si así fuera, si lo estuvieran pasando sólo un poquito mal de lo que realmente pasa el que vive en esas condiciones, sabemos que siempre tienen la posibilidad de volver atrás, a sus acomodadas vidas, en cualquier momento.
En fin, lo peor de una mosca es que termine siendo una mosca cojonera y Antena 3 , para su desgracia, va camino de ello.
Felipeángel (c)
2 comentarios:
Hace unos días vi un ratito esta serie que comentas y tuve la misma impresión que apuntas en el artículo. Me parecía todo puro teatro y manipulación para mantener los famosos índices de audiencia, ya que estos "invisibles" son demasiado "visibles"
Buen artículo
Luz
Gracias por tu comentario
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