Desde que Ana Botella nos invitó a todos, madrileños y foráneos, a disfrutar de un relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor, no me he animado a probarlo, pero ahora que al habitual ambiente de mendigos, pedigueños y camareros dispuestos a cobrarte el pincho de tortilla al precio de una ración de jamón de pata negra se ha unido el maravilloso espectáculo de las basuras cubriéndolo todo por doquier, tal vez me anime y disfrute de ese delicioso café con churros congelados mientras contemplo alguna que otra rata merodeando por los alrededores o ciento de palomas picoteando los detritus de una población que cada vez come peor, salvo contadas y ricas excepciones. No hay como las nuevas ideas; si no servimos para organizar unas olimpiadas, tal vez sirvamos como laboratorio de múltiples estudios científicos o como plataforma de las más innovadoras creaciones del art trash. Ya estoy viendo los titulares: "Madrid, cobaya humana"; "Madrid a la vanguardia de la ciencia", "Madrid apuesta por el arte conceptual." "¿Basura en la calle o arte en las aceras?". Van a llovernos millones de estudiantes con becas Erasmus dispuestos a estudiar el riesgo sanitario que la falta de recogida de basuras puede producir en la población; van a forrarse las compañías farmacéuticas vendiéndonos vacunas contra la rabia o la peste bubónica o vaya usted a saber que otras dolencias o enfermedades que puede producir esta huelga de la que no quiere saber nada el Ayuntamiento; nos van a mirar con inusitado interés todas las cadenas televisivas del mundo; van a estudiar nuestro comportamiento cívico; nuestra capacidad de aguante; el aire irrespirable que, con el paso de los días, se posará sobre Madrid como un nuevo gas letal producido por la sociedad de consumo; tendremos dentro de muy poco cientos de artistas creando esculturas orgánicas, ideando inmensas moles de mierda que representarán el anhelo del hombre por conquistar con sus basuras el último rincón de la tierra, el infinito y más allá; se organizarán excursiones de niños para que descubran una fauna urbana que tienen idealizada con los dibujos animados; les hablaremos con el lenguaje de San Francisco: la hermana rata, la hermana paloma, la hermana gaviota, el hermano ciempiés, la hermana cucaracha, y les diremos que todo eso no hubiera sido posible sin la colaboración interesada y el ánimo dispuesto de la relajada alcaldesa de nuestra ciudad, doña Ana, que nunca ve la botella medio vacía, sino medio llena; en este caso, de mierda, señora, de auténtica mierda como auténtica postal de la ciudad.
Felipeángel (c)
1 comentario:
El martes estuve por Madrid y por algunos sitios ( Atocha) estaban sus calles hechas un basurero. Hoy lo he podido comprobar en Vicálvaro, papeles, plásticos, hojas de otoño y me ha llamado la atención en la Calle San Cipriano enfrente del mercado de siempre, a la orilla del puesto de flores, un cubo de basura volcado y dentro de él comida. ¡Lástima no hacerle una foto! pero representaba muy bien parte de lo que dices en estos tus pespuntes.
Un abrazo
Luz
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