"Se mata uno lo mismo rehusando alimentarse, que destruyéndose por el hierro o por el fuego, y no es tampoco necesario que el acto producido por el paciente haya sido el antecedente inmediato de la muerte, para que ésta pueda ser considerada como efecto suyo; la relación de causalidad puede ser indirecta, sin que el fenómeno cambie por esto de naturaleza. El iconoclasta que, para conquistar la palma del martirio, comete un crimen de lesa majestad, cuya gravedad conoce, y que sabe que le hará morir a manos del verdugo, es el autor de su propio fin, tanto como si se hubiese dado el mismo el golpe mortal. Por esta razón no hay por qué clasificar en grupos diferentes estas dos variedades de muertes voluntarias, puesto que no existe más diferencia entre ellas que los detalles materiales de la ejecución."
EMILE DURKHEIM:
"El suicidio"
"La tasa de suicidios se elevó a partir del crack de 1929, si bien no en la gran proporción admitida popularmente. El presidente de la Rochester Gas and Electric Company optó por el gas. Otro financiero tomó un baño de gasolina y él mismo aplicó la mecha. "No sólo consiguió escapar de los requerimientos de crecientes fianzas- explica Galbraith con ironía-, sino que hizo sitio a su mujer en la bañera." El presidente de la Country Trust Company, J. J. Riordan, se dirigió a su banco, tomó el revólver de un cajero, volvió a casa y se pegó un tiro. Ivar Kreuger, el rey sueco de las cerillas, se disparó en su apartamento de parís, aunque otra versión errónea, lo quiere arrojándose al vacío desde la portezuela de un avión. Pero el que verdaderamente se arrojó al mar desde las nubes fue el "audaz e incomprendido" -palabras del conde de Romanones- Loewestein, a causa de problemas financieros. Balín, creador de la flota mercante Hamburgo American line, se envenenó, y Friedrich List, adelantado de los ferrocarriles alemanes, arruinado y enfermo, intentó recuperar la salud en los Alpes, pero sólo pudo llegar hasta Kupstein: un pistoletazo acabó con su vida en noche nevada de noviembre."
EDUARDO TIJERAS: "
El estupor del suicidio"
"En el Congreso Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebró en Londres en 1969, los norteamericanos presentaron un informe impresionante. Aquel año, en los Estados Unidos, cerca de cien mil estudiantes habían estado en
peligro de suicidio, de los que diez mil intentaron, efectivamente, quitarse la vida y mil lo consiguieron. En 1965, el 34 % de las defunciones ocurridas en la Universidad de Berkeley fueron debidas al suicidio, lo mismo que el 27& de las defunciones que se registraron en 1959 entre los estudiantes de Oxford. En Francia, según una encuesta de
Le Figaro, solamente entre los estudiantes de segunda enseñanza se registraron más de cincuenta mil tentativas de suicidio anuales. En Eslovenia (Yugoslavia) la policiía investigó acerca de un misterioso
Club de los Suicidas con el fin de explicarse los 117 suicidios y las 42 tentativas de suicidio que tuvieron lugar en 1968 en esa región, en la que, de todas formas, la incidencia de suicidios juveniles es la más alta del mundo. En la República Federal Alemana todos los años, de acuerdo con datos oficiales, mil niños se quitan la vida. Y es increible que entre las causas de esta
matanza de inocentes esté, principalmente, la despreocupación de los padres respecto a su familia numerosa. Muchos niños se suicidan para ayudar a sus padres a encontrar un piso más confortable. Los testimonios son irrefutables. El periódico
Bild Zeitung, de Hamburgo, refiere que en Ottenheim, cerca de Lahr, en la Selva Negra, un estudiante de trece años se ahorcó para
permitir -como ha explicado en una carta-
a su papá y a su mamá y a sus seis hermanos encontrar definitivamente una casa."ENRIQUE SALGADO:
"El libro de la vida y la muerte"
"A los cincuenta y nueve años, Denis Bouet vivió el mismo drama. Trabajaba de representante de varias marcas de automóviles para un importante garaje de Narbona,hasta que un día, sin decir agua va, lo despidieron para reemplazarlo por un joven. Sin embargo tuvo la suerte de que lo contrataran en la pequeña concesionaria para la que había trabajado en sus comienzos, aunque no como representante con un sueldo fijo, sino como vendedor libre a comisión.
Desgraciadamente, en esa zona los negocios no marchaban nada bien y era raro que lograse vender un coche.
No obstante, Denis Bouet se esforzaba por mostrarse sonriente. En su casa o con sus amigos, nunca se quejaba. "Lo esencial -repetía- es no dejarse abatir. Hay que tener ánimo...."
Pero su ánimo decaía. Hacía ya mucho tiempo que había gastado el dinero recibido como indemnización por despido y sus comisiones escaseaban.
Tal vez algún amigo le hubiera prestado dinero, pero él no quería pedir nada. Además, ¿cómo habría hecho para devolverlo?
La mañana del jueves 7 de mayo de 1970, besó a su mujer y a su hijo y marchó a casa de un amigo.
"¿Puedes prestarme el coche? Tengo que ir a ver a mis padres a algunos kilómetros de aquí."
El otro aceptó gustosamente y Denis Bouet cogió la carretera para Narbona-Playa. A dos kilómetros de la costa, tomó por un camino de tierra hasta un pinar. Bajó del coche y sacó del maletero un bidón de gasolina.
Cuando algunos paseantes lo descubrieron al día siguiente, estaba completamente carbonizado."
INO PÄR
Bien puede decirse que Ino Pär dedicó toda su vida a la sola tarea de suicidarse.
Su primer intento de suicidio fue en 1838, cuando contaba dieciséis años, y la causa, al parecer, un desengaño amoroso; Ino se lanzó a las turbulentas aguas de un río desde lo alto de un puente. Pero al golpearse la cabeza, quedó inconsciente y flotó sobre la corriente hasta detenerse en las cercanías de un molino.
A los veinte años trata de cortarse las venas con una navaja de afeitar, pero es detenido a tiempo por su fiel amigo Nils.
Dos años más tarde se lanza por una ventana en la granja de Phas, pero cae sobre una carreta de paja.
A los treinta años trata de envenenarse con arsénico, pero de nuevo Nils, avisado, le salva de la muerte cambiándole los polvos por un producto inocuo.
Con treinta y tres años le acometen con más fuerza las ansias de la muerte, y pretense dispararse un tiro en la sien; pero la bala se encasquilla.
En otra ocasión se precipitó voluntariamente bajo las ruedas de un coche, que pasó sobre su cuerpo sin lastimarle.
Se ha indagado mucho acerca de las causas de este amor al suicidio. Parece ser que los intentos de quitarse la vida no responden a la desesperación o la amargura, sino a una especie de atracción por la muerte, una fuerza sobrehumana, una llamada de la curiosidad hacia el risiense.
Ino Pär murió de un derrame cerebral en 1910, a los ochenta y ocho años de edad.
PALOMA DÍAZ MÁS: "Biografías de genios, traidores, sabios y suicidas"
"El que no ha pensado nunca en matarse se decidirá a ello mucho más prontamente que quien no cesa de pensar en ello. Como todo acto crucial es más fácil de cumplir por irreflexión que por examen, el espíritu vírgen de suicidio, una vez que se sienta impulsado a él, no tendrá defensa alguna contra ese impulso súbito; se verá cegado y sacudido por la revelación de una salida definitiva, que no había considerado antes; en tanto que el otro podrá siempre retrasar un gesto que ha pesado y vuelto a pesar indefinidamente, que conoce a fondo y al que se resolverá sin pasión, si es que alguna vez se resuelve a ello.
: "
El aciago demiurgo"
"Quien no haya concebido jamás su propia anulación, quien no haya presentido el recurso a la cuerda, a la bala, al veneno o al mar, es un recluso envilecido o un gusano reptante sobre la carroña cósmica. Este mundo puede quitarnos todo, puede prohibirnos todo, pero no está en el poder de nadie impedir nuestra autoabolición. Todos los útiles nos ayudan, todos nuestros abismos nos invitan; pero todos nuestros instintos se oponen."
E. M. CIORAN: "
Breviario de podredumbre"
Pieter Huys: "El infierno"
