
EPIGRAMA XLIII
Magdalena me picó
con un alfiler un dedo;
díjele: Picado quedo;
pero ya lo estaba yo.
Rióse, y con su cordura
acudió al remedio presto:
chupóme el dedo, y con esto
sané de la picadura.
Este blog no tiene ánimo de lucro; su finalidad es divulgar la cultura,entendida en su máxima expresión. Si algún autor de alguna de las fotos expuestas aquí se siente molesto no tiene más que decirlo y las retiraré inmediatamente.
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