lunes, octubre 19, 2009

AH, LA GRIPE A" (II)

Foto:Felipeángel (c)

Si uno se fía de los numerosos consejos que las autoridades sanitarias están dando para prevenir el contagio de la gripe A, puede llegar a creer que una de las posibles y probables formas de transmisión podrían ser los periódicos.
Hay tres clases de periódicos: los de pago, los gratuitos y los digitales.
Los periódicos digitales pueden contener virus, no digo que no, pero es muy probable que no sean los malévolos virus de la gripe A sino los encriptados virus informáticos que tantas veces amenazan a nuestros equipos.
Los periódicos de pago y los gratuitos, en cambio, pueden convertirse en posibles transmisores, dado que pasan de mano en mano, sin que los lectores tomen ninguna precaución, estén griposos o no.
Uno ya dejó dicho aquí que los periódicos de pago deberían incluir unos guantes de plástico en su interior para no mancharse los dedos de tinta mientras pasamos las páginas, pero es tal la alarma social que se ha creado en la población con que viene el lobo de la jodida gripe, que el Ministerio de Sanidad debería tomar cartas en el asunto para que esa medida de prevención se implantara, por decreto, tanto en los periódicos que nos cuestan dinero como en los que nos dan por la cara.
Aunque hay una diferencia notable entre las tiradas de los periódicos de unos y de otros, probablemente se leen más los últimos que los primeros.
Imaginemos, por un momento, los posibles recorridos de un periódico de pago. La mayoría lo compra en el kiosko y termina dejándolo en el revistero de su casa. Al cabo del día han podido leerlo varias personas, todas de la familia. Es decir, que si se pone en cuarentena a los padres y a su prole porque han contraido la gripe A, se aísla también al periódico, sea del signo ideológico que sea; en esto no debe haber diferencias.
Otro trayecto puede ser el que va de las rotativas de los diarios a las instituciones públicas. Cientos de camionetas descargarán, entonces, miles de periódicos en cientos de despachos, que serán hojeados en orden jerárquico, desde los Jefes de Departamento hasta los ujieres, o no, porque pueden ir en sentido contrario, desde las manos griposas del último ordenanza hasta los delicados dedos del mandamás de turno, nunca se sabe. El caos, en este caso, puede ser total, porque el virus, que no entiende de escalafones, viajará comodamente de mano en mano como una carta envenenada, e irá dejando su mocoso sello tanto en las huellas digitales de cualquier Subsecretario como en las del guarda jurado que terminará cogiendo, en último lugar, el manoseado y contaminado periódico para entretener las horas del agotador turno de noche.
La distribución, en cambio, de los periódicos gratuitos es diferente. La mayoría se reparten en las entradas de las estaciones del Cercanías, junto a las bocas del Metro o en los grandes intercambiadores de la ciudad; de manera que los usuarios de los transportes públicos leen mientras viajan y terminan dejando los numerosos ejemplares sobre los asientos que, a su vez, ocupan otros viajeros que van subiendo en las paradas intermedias de cada uno de los recorridos. Un ejemplar de estos periódicos puede terminar, por tanto, en infinitas manos durante muchas horas, pasando de su estado inicial, impoluto, a ser una innumerable fuente posible de contagio de unos a otros.
Ahora que llega el frío lo veremos con frecuencia; gente que intenta abrir el periódico con las dos manos mientras no puede reprimir un estornudo sobre el papel impreso; si la salpicadura ha caido sobre las Cartas al Director, mal asunto: es la sección que todos suelen leer, la que más se manosea y se respira; si lo ha hecho sobre los deportes, corremos el riesgo de que nos creamos brujos y hayamos traspasado nuestros síntomas a algunos jugadores del equipo contrario y , en fin, si son las páginas de economía las destinatarias de nuestros virus, el desastre puede ser monumental porque, en plenos Presupuestos, lo peor que les puede pasar a las grandes cuentas es que se hayan resfriado.

21/10/09
Felipeángel (c)

Fotos: Felipeángel (c)

No hay comentarios: