lunes, febrero 23, 2009

THE READER

Ayer fuí al cine, a ver "The reader", una película de Stephen Daldry. No conocía el argumento, así que, sin saber de qué iba, nada más proyectar las primeras imágenes supuse que se trataba de una nueva relación entre un adolescente y una persona adulta, tipo "Verano del 42"; claro que también podía remitir a uno de esas historias juveniles y platónicas que, con mano maestra, supo llevar a la pantalla Jaime de Armiñán en "El amor del capitan Brando". Nada de eso.
Cuando Michael Berg, el muchacho quinceañero protagonizado por David Kross, observa a Hanna Schmitz en combinación y poniéndose las medias, me vinieron a la memoria las imágenes de "Malizia", con una Laura Antonelli soberbia en su papel, pero aquí se demoran mucho menos y toman la iniciativa a la primera oportunidad, sin saber siquiera ni cómo se llaman, porque nombrarse es empezar a conocerse y ni uno ni otro parecen desearlo. Lo único que les une es el sexo y la lectura. Estas escenas me recordaron a Marlon Brando y María Schneider en "El último tango en París".
Cada día que el muchacho va a visitarla la lee poemas épicos, como "La Odisea", o cuentos , como "La señora con perrito", de Chejov.
Todas las escenas íntimas están rodadas con una gran elegancia pero no son tan explícitas como en "El amante", de Jean-Jacques Annaud. Hasta aquí las analogías, posibles, al menos las que conozco, porque llega un momento de la película en que Hanna Schmitz (Kate Winslet) se va de la casa y la relación se corta.
Para un espectador, como yo, que no ha leído ni la novela de Bernhard Schlink ni ninguna crítica cinematográfica sobre ella, lo sorprendente, lo auténticamente original de esta obra maestra comienza cuando Hanna coge las maletas y abandona el piso alquilado y a su joven amante, dejando la puerta a medio cerrar. En ese momento acaba una historia y comienza otra, donde el presente y el pasado se entremezclan: el de la mujer y el de su propio país; el pasado de Hanna y el presente de Michael.
Es esta parte la que me ha emocionado, la que da sentido a la historia y a los comportamientos de Hanna en su relación con Michael. Cada nueva escena, cada secuencia, los silencios y la música, todo ello forma parte de una seria y honrada reflexión sobre la vergüenza y la culpa, el amor ciego y el sentido del deber.
Aunque habrá quien sepa el argumento y lo cuente, yo no deseo revelarlo. Es mejor ir a ver la película y preguntarse después si el Oscar que le han concedido esta noche (hora española) a Kate Winslet a la mejor actriz principal es merecido o no. Yo creo que sí, que está, simplemente, soberbia en su papel.

Felipeángel- 23/2/09

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