De todos es sabido que a la famosa escultura de la Sirenita del puerto de Copenhague le han hecho más perrerías que a la diosa Cibeles los jugadores del Real Madrid, pero no hay que alarmarse; sus 175 kilos de bronce no se han convertido, por arte de magia, en este hermoso esqueleto que ya quisiera para sí Paul Valery en su cementerio marino, sino que forma parte de una broma sutil y, tal vez, reivindicativa, del Museo de Ciencias Naturales de la capital danesa, que ha aprovechado el April Fool´s Day para dejarla en los puritos huesos.
domingo, abril 04, 2010
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1 comentario:
Pobre Sirenita. Recuerdo que cuando la vi, me decepciono un poco, pues me la imaginaba algo mas grande, pero es bonita verla alli, junto al mar deCopenhague.
Luz
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