Ayer La Ciudad estaba de fotoverso, hermosa como un lince, abierta como un libro en la Plaza Mayor, y fue el día idóneo para que los fotógrafos la fotografiaran, los pintores la pintaran y los literatos la retrataran con todas esas palabras que, a veces, guardamos en el lado amable de nuestro corazón.
La mañana comenzó con un buen surtido de calles cortadas al tráfico, con miles de personas corriendo como lo haría un auditor detrás de unas cuentas sospechosas, con un sol radiante de primavera y un aire tibio que acariciaba suave, delicadamente.
Vestidos de domingo, como en nuestros mejores recuerdos infantiles, cogimos el publicitado Metro, que lo mismo transporta a unos carteristas que a los que encienden las luces en las primeras horas del atardecer, y nos bajamos en Principe de Vergara para tomar la urbana senda que lleva al Parque del Retiro. Olía a pino piñonero, a lilas y a madroño, pero también a linimento, a sudor y a oso.
Nuestra primera sorpresa del día la encontramos en la Sala de Exposiciones de la Casa de Vacas. Allí un nutrido público contemplaba con evidente delectación la obra pictórica de Paula Varona. No era para menos. La pintora malagueña tenía expuestas unas preciosas telas que transmitían, al contemplarlas, un Madrid amable, acogedor y cotidiano.
Algunos de los títulos de sus cuadros estaban escritos en inglés, lo que nos llevó a pensar que, al menos, un puñado de ellos tenían una cierta carga irónica, y otros, en cambio, podían relacionarse con la mirada del turista que contempla las calles madrileñas con el necesario distanciamiento que causa verdadera satisfacción.
La mirada de Varona no es la del Diablo Cojuelo, pero nos enseña los tejados de la ciudad, a veces, cubiertos de nieve, siempre con una positiva carga de sensaciones que nos transmite con pequeñas pinceladas de color; en algunas ocasiones mira desde las alturas, a un mismo nivel; otras lo hace de arriba a abajo y de abajo a arriba, y, en muchas de sus obras, el punto de vista de la pintora es a ras de calle. A esa altura sus ojos captan el tráfico de la ciudad, sus luces nocturnas, el ajetreado mundo de sus calles principales, pero también se para a mirar y, a veces, lo realza, el objeto pequeño, la moto, el paraguas rojo, o una muchacha disfrutando de un sorbete helado.
Me gustó tanto la exposición que decidí comprar el catálogo. La segunda sorpresa del día fue la de encontrarme a la delicada pintora detrás del pequeño mostrador, vendiéndolos. Entablamos una pequeña conversación y me dedicó el ejemplar que adquirí al módico precio de quince euros.
El Parque del Retiro estaba a reventar: calles, paseos y terrazas con un extraordinario colorido; árboles, títeres y edificios en todo su esplendor.
Ante nuestros ojos se abrieron un gran número de posibilidades; podíamos ir al cine, plagado de niñas sabiondas, héroes y feos; asistir a alguna de las manifestaciones residuales que aún se arrastraban por los callejones de la memoria histórica, o patear las calles de la ciudad. Optamos por andar y nos encontramos con la tercera sorpresa dominical: la Gran Vía también estaba cortada al tráfico, hasta las diez y media de la noche, en sus dos principales tramos. En ella se iba a celebrar un entretenido concierto para conmemorar el Centenario al que ya nos hemos referido en entradas anteriores.
Hace unos meses tuvimos la posibilidad de pasear por el medio del Paseo del Prado, Alcalá o Gran Vía en la denominada Noche en Blanco pero ahora el gozo era poder hacerlo de día y con una luz especial que invitaba a tomar fotografías desde un punto de vista poco habitual para el peatón. Algunas hice; las pondré en la entrada siguiente, no todas; las que queden las iré pasando al blog a lo largo del próximo mes.
Sí, ayer Madrid estaba de fotoverso y a ello contribuyó un mezcla especial de cuadros, fiesta, y un tiempo dulce y primaveral.
Felipeángel (c)
"Gran Vía Blitzzard"
"Black night"
"Sol de Andalucía embotellado II "
"Snow angel"
"SsllupP"
"Scooter"
"Pilon water"
"Snow way"
"Green Crystal Palace"
"Red scooter white snow"
1 comentario:
Debio ser un bonito domingo en Madrid, claro que el tiempo supongo que tambien os acompaño.
Un abrazo
Luz
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