Bernini (c)
A Dafne, ninfa cruel,
Apolo amante siguió;
mas luego que él la alcanzó,
ella se volvió en laurel.
Quedó el dios, del resplandor,
entre insufribles congojas;
porque no halló sino hojas
donde pensó coger flor.
Francisco de Francia y Acosta
jueves, junio 17, 2010
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