Mi padre solía decir aquello de "Don sin din, cojones en latín". Este pequeño cuento lo viene a corroborar.
"El don sin dinero no es don, sino don aire.
En esto se fundaba el autor de aquella graciosa redondilla compuesta para reducir a sus verdaderos límites el orgullo de un hidalgo pobre.
Vuestro don, señor hidalgo,
es el don del algo-don:
el cual para tener don
necesita tener algo.
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