Estaba doña Antonia sofocada
sin poder aguantar a su criada.
que era golosa, gruñidora, terca,
muy descuidada, bachillera, puerca,
ventanera en extremo, remolona,
y por colmo de todo, respondona.
Júzguese sin pasión cuál estaría
la infeliz ama, y cuánto sufriría.
Viéndola pues así doña Joaquina,
que era su antigua amiga y su vecina,
la dijo que ¿por qué no la ajustaba
la cuenta y en la calle la plantaba?
Mas ella le responde: -No... en mi vida..,
yo soy una mujer agradecida,
soy en todo mirada y consecuente,
y por último, tengo muy presente,
en la memoria mía, y nunca olvido,
que amortajó con gracia a mi marido.
(ANÓNIMO)
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