Wert o no Wert; ésta es la cuestión, o lo es, al menos, para algunos partidos políticos que piden su cabeza para ponerla en manos del Hamlet separatista. ¿Vamos camino de un drama shakesperiano o de un esperpento valleinclanesco? ¿Es esto una comedia de enredo o el teatro del absurdo? Las frases fuera de lugar, el tono altisonante de los que hablan, las amenazas directas o veladas no nos dejan ver el bosque de la realidad nacional, esa fructífera relación de diversas identidades territoriales que nos enriquecen a todos, nos unen y nos singulariza. Este país, este paisaje y este paisanaje que tanto preocupó y del que tanto escribió Unamuno ha demostrado durante los últimos años que puede salir adelante sin rencillas de patio de vecinos; que, mal que les pese a algunos, hemos progresado en el comercio, en la industria, en el nivel de vida de los ciudadanos; que hemos desechado la idea de que inventen ellos porque hay cosas que ya hemos inventado nosotros; que hoy hay más libertad que antes, y más justicia, aunque, a veces, sea lenta, y más solidaridad entre los pueblos, las regiones y Comunidades que , desde hace siglos, forman parte de este país.
Decía Azorín en "Una hora de España", el discurso de recepción que leyó en la RAE el 26 de octubre de 1924, que "si un español del siglo XVI resucitara, no comprendería al pronto nuestro concepto de la patria. Ésta es una creación de la cultura, y ha sido formada en España después de la Guerra de la Independencia por los ferrocarriles, los libros y los periódicos". Si hoy mismo un español de 1924 resucitara tampoco comprendería, al pronto, cómo hemos sido capaces de tener el mejor ferrocarril de Europa, tan diferente de aquellos trenes con tercerola, y se sorprendería del bajo nivel de analfabetismo de la población, de la cantidad y la calidad de los libros que se escriben y se editan, y del gran desarrollo tecnológico de tantos y tantos periódicos de la más variada diversidad ideológica. Sí, seguramente se sorprendería de todo esto pero también vería que la simiente del separatismo ha vuelto a brotar como la mala hierba en el hermoso trigal de esta vieja nación llamada España.
Felipeángel (c)
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