Ya no suena la sardana
de la farsa catalana
que atronaba en la ciudat;
el discurso ya es más corto,
que les dieron por el orto
y les falta voluntat.
Todos dicen que dimita
el que pedía la guita
y un estado independiente;
que creyó en la Diada
y después no tuvo nada
al consultar a la gente.
¡Qué visión del Paraíso,
que vendió y que nadie quiso
en su feudo electoral!
¡Se le cayeron las Tablas,
se confundieron las hablas
y el fracaso fue total!
Hoy uno tartamudea
y otro, muy triste, cojea
a las puertas del Congreso,
mientras dicen sus paisanos
a estos pobres aldeanos:
"¡No era eso! ¡No era eso!"
¡Qué enorme la carcajada!
Pasó la broma pesada
de este político loco.
El pueblo está más tranquill
que ha creído, con estill,
que este Más es más bien poco.
Una urna funeraria
le espera a su extraordinaria
propuesta secesionista.
Dejemos que el tiempo pase,
y entre fase, frase y clase,
perderle, por fin, de vista.
Felipeángel (c)
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