Faltan dos días para que el COI conceda su tarta olímpica; para algunos puede ser una tarta envenenada y para otros un regalo de los dioses del Olimpo. Supongamos que esa tarta se la lleva Madrid. ¿Cómo la repartirán? ¿Esperarán llevarse un buen trozo las grandes empresas constructoras? ¿Querrán lo mismo las que se dedican al diseño, o al marketing o a a la publicidad? ¿Pedirán su trozo de tarta las cadenas audiovisuales? ¿Y los que viven de intermediar? ¿Y los hosteleros? ¿Protestarán si no se quedan con un buen pedazo del pastel? ¿Qué dejarán para los ciudadanos? ¿Las sobras?
Cada vez que se ha organizado en este país un acontecimiento cultural o deportivo de grandes dimensiones, ha corrido dinero a espuertas, público y privado; recuerdo los famosos "pellones" de la Expo de Sevilla y el fracaso que supuso la Expo 2008 celebrada en Zaragoza bajo el lema "Agua y desarrollo sostenible". Si se gana dinero, lo ganan unos cuantos pero si se pierde, se olvidan las cuentas y aquí paz y después gloria.
Todos coinciden en que Barcelona 92 fue un éxito. La olimpiada cambió el aspecto de la ciudad pero también la volvió más cara. Esa puede ser la primera pega que podemos ponerle los madrileños a este negocio: que, de celebrarse tamaño evento deportivo en la capital de España, no va a cambiar demasiado su fisonomía pero sí que muchos bienes de consumo serán más caros; puede que se creen muchos puestos de trabajo, como dicen, y que aumente el turismo; incluso me creo que pueda ser el motor que active de una vez nuestra economía pero ¿será un trabajo de calidad, bien remunerado, o se dedicarán a explotar a los trabajadores, con contratos de mierda, acuciándoles a que terminen unas obras que están bajo el foco de la atención mundial?
Si se quiere mejorar la imagen de Madrid con la celebración de los Juegos Olímpicos del año 2020 que lo hagan pero que no se olviden de los barrios y distritos a los que no les va a tocar esa lotería; que lleven a cabo obras suntuosas con la firma de los mejores arquitectos a precios asequibles, pero que, a su vez, doten de buenos polideportivos a toda la ciudad; que fomenten el deporte entre la ciudadanía; que den las máximas facilidades para que así sea, y hagan de Madrid una urbe en la que se pueda vivir, sin contaminación, con más parques, más carriles-bici sin quitarle espacio a las aceras, y mucho menos ruido del que soportamos a diario.
"Ganar- nos dice Ana Botella- sería una ilusión"; más o menos lo que nos venden los anuncios de la ONCE por la tele; también que el 91% de los españoles queremos un cupón olímpico. Cuando llegue la hora de dar pondremos la mano y entonces veremos si el porcentaje desciende como la espuma en una caña de cerveza o sube como la llama de la antorcha olímpica hacia el cielo.
Felipeángel (c)
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