Si el recientemente fallecido Nelson Mandela es un referente político de talla internacional para la mayoría de los líderes mundiales, ETA está de enhorabuena; lo digo porque con su masiva presencia en el funeral celebrado en el estadio FNB de Soweto, parecen refrendar y aplaudir que se utilicen procedimientos terroristas para conseguir los fines que se persiguen, ya sea la liberación de los negros de Sudáfrica del yugo del Apartheid, ya sea la liberación de Euskadi del dominio español; se me dirá que no es lo mismo, que un negro que pone bombas para no someterse al poder de una minoría blanca no es igual que un pistolero vasco que decide pegar un tiro en la nuca a quien considera un opresor. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro? ¿Acaso los dos no se han sentido tiranizados por gobiernos contrarios a sus ideas? ¿Acaso el PAC de Mandela y la ETA de Josu Ternera no han estado en la lista negra de las organizaciones terroristas? ¿Cómo es posible que, por un lado, se vanaglorien de haber estrechado la mano de un hombre que apostó por la libertad y la dignidad de su pueblo, apartando de sí el odio, a pesar de haber sufrido 27 años de prisión, y, por el otro, se siga manteniendo que es inaceptable e injusta la sentencia del Tribunal de Strasburgo en contra de la "doctrina Parot"?
Imaginemos por un momento que el proceso de paz en Euskadi es irreversible y que los miembros de ETA, que han pasado tantos años en la cárcel como Nelson Mandela, se incorporan a la vida política y llegan a alcanzar el gobierno de la Lehendakaritza; quizá no logren llevar a cabo sus ansias de independencia de España, pero qué duda cabe que sentirán que han conseguido un poder político basado, tal vez, en la concordia, con grandes ansias de libertad y sin revanchismos, que no estaba a su alcance en los años del terror. Llegados a este punto, lo lógico es que ETA terminara saliendo de las listas negras de las organizaciones terroristas y que, congraciados todos y con el aplauso general del mundo mundial, acudieran la mayoría de los líderes democráticos, o no, al funeral de Josu Ternera, o de cualquier otro que hubiera alcanzado la Presidencia del Gobierno Vasco, ensalzando sus muchas virtudes para lograr llevar a buen puerto su proyecto político sin odio, sin exclusiones, sin violencia.
Felipeángel (c)
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