Foto: Felipeángel (c)XXL
Mientras esperan que el tiempo despeje la X de la construcción, a los miembros y miembras del Gobierno y la Gobierna del Estado, o Estada, Español, o Española, se le van acumulando otras ecuaciones sobre el meso y la mesa del Consejo y la Conseja de Ministros y Ministras: la huelga y el huelgo de transportistas y transportistos; el parón de la pesca y el pesco; la bajada de precias y precios de los productos y productas agrícolos y agrícolas, y otro sinfín de problemas y problemos, no menos importantes.
Todo ello refleja un panorama desalentador. Hoy, sin ir más lejos, me he pasado por el súper y he visto más vacíos los estantes del papel higiénico que el de frutas y verduras, lo que demuestra que a los españoles nos importa más tener el culo limpio que el estómago colmado.
Hasta dónde puede llegar la crisis, no se sabe, porque los miembros y las miembras del Gobierno y la Gobierna del etcétero y la etcétera... aplican soluciones filológicas a problemas económicos; quiere decirse que abren el diccionario para cerrar la cartera; prefieren los eufemismos a las matemáticas y los juegos gramaticales a la dura realidad.
A mí no me parece del todo mal que, si las cosas se tuercen, un día termine comiéndome una sopa de verbos pero, hasta que ese día llegue y se junte en el salón de mi piso el olor del humo de las velas con el sabor de la gramática parda convertida en consomé conventual, prefiero ir tirando con mi poco de vino y mi dieta mediterránea, a la espera de que las X de las ecuaciones se vayan despejando y las incógnitas se vayan resolviendo.
No parece fácil, ni mucho menos, convencer a los ciudadanos de que, en poco tiempo, pueden pasar de nuevos ricos a pobres de solemnidad; que lo que antes sobraba ahora terminará faltando, y de que, en fin, las tallas de esta crisis van, cada día que pasa, en aumento: de la X a la XXL, por lo menos.
Felipeángel (c)
Todo ello refleja un panorama desalentador. Hoy, sin ir más lejos, me he pasado por el súper y he visto más vacíos los estantes del papel higiénico que el de frutas y verduras, lo que demuestra que a los españoles nos importa más tener el culo limpio que el estómago colmado.
Hasta dónde puede llegar la crisis, no se sabe, porque los miembros y las miembras del Gobierno y la Gobierna del etcétero y la etcétera... aplican soluciones filológicas a problemas económicos; quiere decirse que abren el diccionario para cerrar la cartera; prefieren los eufemismos a las matemáticas y los juegos gramaticales a la dura realidad.
A mí no me parece del todo mal que, si las cosas se tuercen, un día termine comiéndome una sopa de verbos pero, hasta que ese día llegue y se junte en el salón de mi piso el olor del humo de las velas con el sabor de la gramática parda convertida en consomé conventual, prefiero ir tirando con mi poco de vino y mi dieta mediterránea, a la espera de que las X de las ecuaciones se vayan despejando y las incógnitas se vayan resolviendo.
No parece fácil, ni mucho menos, convencer a los ciudadanos de que, en poco tiempo, pueden pasar de nuevos ricos a pobres de solemnidad; que lo que antes sobraba ahora terminará faltando, y de que, en fin, las tallas de esta crisis van, cada día que pasa, en aumento: de la X a la XXL, por lo menos.
Felipeángel (c)
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