Así, leer comienza por significar el proyecto de entender plenamente un texto.
Ahora bien, esto es imposible. Sólo cabe, con un gran esfuerzo, extraer una
fracción más o menos importante de lo que el texto ha pretendido decir,
comunicar, declarar, pero siempre quedará un residuo ilegible. Es, en cambio,
probable que mientras hacemos ese esfuerzo leamos, de paso, en el texto, esto
es, entendamos, cosas que el autor no ha querido decir y, sin embargo, las ha
dicho, nos las ha revelado involuntariamente, más aún, contra su decidida
voluntad.
(JOSÉ ORTEGA Y GASSET)
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