Este año parece que han mezclado la Feria del Libro con la Feria Canina porque hoy por la mañana, sin ir más lejos, he visto más perros paseando por el Paseo de Coches del Retiro que casetas, más chuchos de todos los pelajes que escritores de diversa pluma firmando sus obras.
Sé bien que esta plaga perruna es una de las nefastas consecuencias de nuestro modo de vivir, y, por ello, alguno debería pensar seriamente en que un especialista analice su compulsivo comportamiento. Yo no tengo perro ni lo tendré pero me preocupa esa masiva adicción de miles de ciudadanos que, cuando van a comprar el pan, se llevan al perro; cuando les apetece tomarse una caña, se la toman con el perro; cuando van de paseo, se pasean con el perro; cuando cogen el coche tienen de copiloto al perro; cuando van a cagar, cagan con el perro, y, cuando están en plena faena erótica dejan que el perro participe activa o pasivamente.
Puede que Antonio Gala charlara con su perro pero no creo que lo enseñara a leer; sin embargo hay ciudadanos que llevan a sus perros a la Feria del Libro con la vaga esperanza de que de una vez aprendan a hacerlo. Con ese encendido entusiasmo se acercan a las casetas, dejan que sus perros husmeen los tomos de los libros expuestos y anhelan un ladrido de satisfacción. Después solo cabe esperar; esperar a que se orine en la tarima flotante o a que empiece una larga disertación sobre los perros que han acompañado en su variada suerte a muchos de nuestros escritores.
Andrés Trapiello es un escritor con perro; de alguno de ellos ha escrito en su atractivo Diario pero, que yo sepa, nunca los llevó a firmar a la Feria del Libro. Hoy he tenido la fortuna de comprar, por fin, el primer tomo del "Salón de los pasos perdidos", una obra prácticamente descatalogada. Se titula, como sabrán sus incondicionales, "El gato encerrado". La ha publicado Pre-Textos a un precio razonable y ha venido a ocupar inmediatamente en mi biblioteca ese lugar de honor que ha permanecido vacío hasta ahora.
Los de la caseta de esta excelente editorial valenciana me aseguran que van a editar los nueve primeros tomos del diario de Trapiello entre éste y el próximo año. Deberían hacer lo mismo otras editoriales con las obras inencontrables de otros autores porque es una pena que gran parte de nuestra literatura del siglo veinte no esté al alcance de las nuevas generaciones. Luego se quejarán de que se bajen las obras de Internet. A lo mejor es que interesa seguir hablando de piratería para justificar que se vende poco o puede que, como en tantas actividades empresariales, hay siempre "gato encerrado" en lo que se dice o se pretende hacernos creer.
Felipeángel (c)
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