Viendo esta foto me acordé de una famosa anécdota del Madrid del XIX protagonizada por el autor cómico Manuel Bretón de los Herreros y el médico Pedro Mata, que también tenía aficiones literarias.
En un momento dado, coincidieron en Madrid sus agitadas vidas. Ambos habitaban en el mismo bloque de viviendas y los amigos de Bretón, que eran muchos y, por lo que se ve ,gorrones, como dejó escrito en una letrilla que, unas lineas más abajo, transcribiré, solían confundirse tanto de puerta que el doctor Mata decidió poner un letrero que decía: "En aquesta habitación/no vive ningún Brutón.", lo que dio lugar al cartelito correspondiente del poeta tuerto:
Vive en esta vecindad
cierto médico poeta
que, al pie de cada receta,
pone Mata. Y es verdad.
A uno de sus ojos, que lo perdió en un duelo, le dedicó esta quintilla:
Dejóme el Sumo Poder
por gracia particular
lo que había menester:
dos ojos para llorar
y uno sólo para ver.
Con este sólo ojo debía ver las cosas muy claras y así lo expresó, con su admirable ingenio, a la hora de enjuiciar el comportamiento de sus amigos gorrones:
Esta turba famélica y bellaca
nunca se cansa de fumar de gorra;
como el hebreo en tiempos de Gomorra
yo os maldigo, y mi furia no se aplaca.
¿A qué tanto pedirme la petaca?
¿Cómo quieres, hambrón, que te socorra?
¿Soy acaso estanquero, hijo de zorra?
¿Recibo yo bajeles de Oaxaca?
¿Cómplice acaso soy del vicio ajeno?
Yo gano mi fumar con mi trabajo
y en la aduana lo compro, malo o bueno.
Tú, que eres pobre calandrajo
estáte sin fumar....
o chúpate la punta del carajo.
Felipeángel (c)
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