Foto: Felipeángel (c)
Se acerca el verano y se agranda la soledad de algunas personas; de cuando en cuando aparece algún caso en los periódicos o una sesuda estadística señalando, por ejemplo, que un 25% de ancianos mayores de 65 años viven solos.
Un día vi esta pintada, que ya no existe, le hice una foto y escribí este artículo:
"ESTOY HARTA DE ESTAR SOLA"
"Hay una soledad de fuel que mata todo bicho viviente como la espada flamígera del ángel exterminador y una soledad pegada a las paredes de las casas con sus años rondando los relojes y las lágrimas, el corazón de piedra y los ex-votos.
A veces es una soledad consentida, que va y viene de la mesa camilla al dial de la radio, de la cocina a las revistas del corazón, pero en muchos casos es una soledad impuesta por las circunstancias de la vida o de la muerte, de la dejadez o, simplemente, el abandono que tiene y encuentra los cuatro puntos cardinales de cada día y que, con dolor, sale a regar a gritos los patios de la amargura o coge el spray y plasma su queja en los muros del súper, aprovechando la oscuridad o la indiferencia.
Quien hizo esta pintada probablemente la está viendo a través de los visillos de su silencio, con esa pequeña satisfacción en los ojos que identifica a quienes se marcan un reto y lo consiguen; o, tal vez, la mira con resignada esperanza mientras conduce el carrito de la compra hasta los anaqueles del interior de la galería comercial, con el paso cansino de los hijos que no vienen o del marido que se murió, acomodado el recuerdo en su cabeza, digo, como una letanía desolada por la soledad.
Lo que no me imagino es a la muchacha que se quedó sin novio o a la activista sin revolución garabateando en el muro de metal su queja solitaria, aunque el trazo rojo y fuerte, como un rayo o una bala, parezca indicarlo así. No me imagino su nocturnidad ni su desencanto, aunque pueda comprender sus noches sin amor y sus malos sueños sin su Sierra Leona; no puedo imaginarme que en estos tiempos de la comunicación, los móviles y el tam-tam exista alguien que reclama compañía escribiendo su queja en las paredes salvo que se trate de una persona de edad avanzada que, desde hace mucho tiempo, no oye la llamada de un ser querido en el timbre de la puerta ni el goteo de la conversación poniendo palabras de aliento al transcurrir diario de su vida.
Quien hizo esta pintada lleva mucha soledad a cuestas; come soledad, bebe soledad, es la soledad el jabón que la limpia, el agua que la lava ,el espejo que, un día y otro, la refleja.
Quizá por éso prefiero imaginarme que, quien hizo esta pintada, no pretendió otra cosa que sacar fuera lo que llevaba años escribiendo dentro de su corazón y de su casa, porque no hay peor soledad que la que no se ve, peor soledad que la de haberse vuelto invisible para los demás, soledad que más harte que la que se presiente que ya no tiene remedio, triste soledad de anciana en plena era de las nuevas tecnologías de la comunicación, en pleno siglo de las grandes palabras y las palabras banales y en pleno desarrollo del Estado del Bienestar, del Estado de Soledad."
Felipeángel (c)
Se acerca el verano y se agranda la soledad de algunas personas; de cuando en cuando aparece algún caso en los periódicos o una sesuda estadística señalando, por ejemplo, que un 25% de ancianos mayores de 65 años viven solos.
Un día vi esta pintada, que ya no existe, le hice una foto y escribí este artículo:
"ESTOY HARTA DE ESTAR SOLA"
"Hay una soledad de fuel que mata todo bicho viviente como la espada flamígera del ángel exterminador y una soledad pegada a las paredes de las casas con sus años rondando los relojes y las lágrimas, el corazón de piedra y los ex-votos.
A veces es una soledad consentida, que va y viene de la mesa camilla al dial de la radio, de la cocina a las revistas del corazón, pero en muchos casos es una soledad impuesta por las circunstancias de la vida o de la muerte, de la dejadez o, simplemente, el abandono que tiene y encuentra los cuatro puntos cardinales de cada día y que, con dolor, sale a regar a gritos los patios de la amargura o coge el spray y plasma su queja en los muros del súper, aprovechando la oscuridad o la indiferencia.
Quien hizo esta pintada probablemente la está viendo a través de los visillos de su silencio, con esa pequeña satisfacción en los ojos que identifica a quienes se marcan un reto y lo consiguen; o, tal vez, la mira con resignada esperanza mientras conduce el carrito de la compra hasta los anaqueles del interior de la galería comercial, con el paso cansino de los hijos que no vienen o del marido que se murió, acomodado el recuerdo en su cabeza, digo, como una letanía desolada por la soledad.
Lo que no me imagino es a la muchacha que se quedó sin novio o a la activista sin revolución garabateando en el muro de metal su queja solitaria, aunque el trazo rojo y fuerte, como un rayo o una bala, parezca indicarlo así. No me imagino su nocturnidad ni su desencanto, aunque pueda comprender sus noches sin amor y sus malos sueños sin su Sierra Leona; no puedo imaginarme que en estos tiempos de la comunicación, los móviles y el tam-tam exista alguien que reclama compañía escribiendo su queja en las paredes salvo que se trate de una persona de edad avanzada que, desde hace mucho tiempo, no oye la llamada de un ser querido en el timbre de la puerta ni el goteo de la conversación poniendo palabras de aliento al transcurrir diario de su vida.
Quien hizo esta pintada lleva mucha soledad a cuestas; come soledad, bebe soledad, es la soledad el jabón que la limpia, el agua que la lava ,el espejo que, un día y otro, la refleja.
Quizá por éso prefiero imaginarme que, quien hizo esta pintada, no pretendió otra cosa que sacar fuera lo que llevaba años escribiendo dentro de su corazón y de su casa, porque no hay peor soledad que la que no se ve, peor soledad que la de haberse vuelto invisible para los demás, soledad que más harte que la que se presiente que ya no tiene remedio, triste soledad de anciana en plena era de las nuevas tecnologías de la comunicación, en pleno siglo de las grandes palabras y las palabras banales y en pleno desarrollo del Estado del Bienestar, del Estado de Soledad."
Felipeángel (c)
2 comentarios:
Esa fuí yo!
Me ha sorprendido agradablemente tu comentario. Espero que no estés sola.
Gracias, muchas gracias.
Si te apetece podrías despejar las incógnitas que planteaba en el artículo.
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