Antes el cine era para nosotros otra cosa. No había palomitas ni coca-cola en grandes vasos de cartón, ni falta que hacía.
Si nos acercábamos a un cinestudio podíamos ver cine de autor, en versión original, o un ciclo de Almodóvar o películas del siempre socorrido Luis Buñuel; si caíamos por la Gran Vía, sacábamos entradas del patio de butacas, con acomodador, programa de mano y visite nuestro bar; si el cine era de barrio y sesión continua, terminabas sentándote en las butacas del gallinero para poder fumar.
No sonaban los móviles; a veces, en invierno, hacía frío, y, entre película y película, hojeábamos alguna revista cinematográfica o esperábamos en el vestíbulo a que el timbre nos anunciara la siguiente sesión.
Cuando inauguraron los cines Alphaville pusieron un coqueta cafetería con pantalla incluida, en la que proyectaban, de vez en cuando, cortometrajes; algunos con sonido; otros, no. Allí vi alguno de Iván Zulueta, si no recuerdo mal, pero lo que terminó subyugándome fue su película "Arrebato". No ha pasado mucho tiempo desde su estreno, treintaypocos años, y contiene todo un mundo que se nos ha ido y del que aún conservo algunos vestigios: cámaras de superocho, proyectores, láminas en blanco, magnetófonos, cassetes, etc.
Hoy me entero por la prensa de que Iván Zulueta ha muerto después de una larga enfermedad. Tenía 66 años. Descanse en paz.
Felipeángel (c)
Si nos acercábamos a un cinestudio podíamos ver cine de autor, en versión original, o un ciclo de Almodóvar o películas del siempre socorrido Luis Buñuel; si caíamos por la Gran Vía, sacábamos entradas del patio de butacas, con acomodador, programa de mano y visite nuestro bar; si el cine era de barrio y sesión continua, terminabas sentándote en las butacas del gallinero para poder fumar.
No sonaban los móviles; a veces, en invierno, hacía frío, y, entre película y película, hojeábamos alguna revista cinematográfica o esperábamos en el vestíbulo a que el timbre nos anunciara la siguiente sesión.
Cuando inauguraron los cines Alphaville pusieron un coqueta cafetería con pantalla incluida, en la que proyectaban, de vez en cuando, cortometrajes; algunos con sonido; otros, no. Allí vi alguno de Iván Zulueta, si no recuerdo mal, pero lo que terminó subyugándome fue su película "Arrebato". No ha pasado mucho tiempo desde su estreno, treintaypocos años, y contiene todo un mundo que se nos ha ido y del que aún conservo algunos vestigios: cámaras de superocho, proyectores, láminas en blanco, magnetófonos, cassetes, etc.
Hoy me entero por la prensa de que Iván Zulueta ha muerto después de una larga enfermedad. Tenía 66 años. Descanse en paz.
Felipeángel (c)
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