Mientras el Canal de Isabel II le pide a 6.386.932 madrileños que ahorren agua, el Ayuntamiento de Madrid derrocha la luz eléctrica dejando las farolas de la ciudad encendidas durante casi todo el día de hoy.
Se ve que nos falta agua para llenar las piscinas de los directivos del Canal y nos sobra electricidad para alumbrar el claro y luminoso cielo capitalino, pero no hay problema; cualquier día nos sorprenden con otra nueva campaña de concienciación en la que nos dirán que los gastos consistoriales son numerosos y que hay que ser solidarios y abonar un nuevo impuesto, que se sacarán de la manga, como el que ahora pagamos por la recogida de los residuos urbanos.
Se ve que nos falta agua para llenar las piscinas de los directivos del Canal y nos sobra electricidad para alumbrar el claro y luminoso cielo capitalino, pero no hay problema; cualquier día nos sorprenden con otra nueva campaña de concienciación en la que nos dirán que los gastos consistoriales son numerosos y que hay que ser solidarios y abonar un nuevo impuesto, que se sacarán de la manga, como el que ahora pagamos por la recogida de los residuos urbanos.
Claro que, tal vez, con las farolas encendidas durante toda la mañana y parte de la tarde, veamos la luz, y empecemos a darnos cuenta de que no sólo es injusto que se le pida al ciudadano que se apriete el cinturón mientras muchos de nuestros gobernantes derrochan la energía y el dinero a su antojo, sino que merecen un sonado escarmiento político en las próximas Elecciones Municipales, para que empiecen a creerse que lo que se pide a los demás se lo debe aplicar uno antes a sí mismo; eso sí, en la muy alejada y leal Oposición o, simplemente, en la puta calle, a la luz de las farolas que no se molestó nadie en apagar.
Texto y fotos: Felipeángel (c)
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