LOS PELIGROS DE LA TELEVISION

El 7 de enero de 1954, el diario LA VANGUARDIA ESPAÑOLA publicó una exhortación pastoral del arzobispo de Barcelona en aquellas fechas, el Excmo y Rvdmo. Sr. Don Gregorio Modrego i Casaus, (1890-1972) titulado "Acerca de la televisión: Exhortación pastoral del prelado" que, pese a su gran prestigio social por haber sido quien llevó a cabo la celebración del XXXV Congreso Eucarístico en la Ciudad Condal, no debió influir mucho en las católicas almas y menos en sus bolsillos, visto el rumbo que el invento tomó en España.


Escudo correspondiente al apellido Modrego

He aquí sus palabras:

"(...) En cumplimiento de nuestro deber pastoral como prelado vuestro, exhortamos ya desde ahora en primer lugar al venerable clero, así secular como regular, a que preste atención a este nuevo invento de la ciencia y a los problemas que el mismo plantea y actúe su celo, al ejercer sus ministerios y apostolados, para lograr que, llegado el caso, se cumplan los deseos del Papa y las exigencias de la moral en materia tan trascendental.

En segundo lugar, hemos de dirigirnos a los católicos, a los buenos hijos de la Iglesia, de la Acción Católica, asociaciones piadosas y entidades católicas, para tomar posiciones en la lucha que se avecina para apoderarse de la televisión.

Ignoramos la parte que el Estado se reservará en la instalación y funcionamiento de las estaciones transmisoras ni qué dejará a la iniciativa privada, pero os exhortamos, desde luego, amadísimos diocesanos, a que trabajeis en la forma y modo que podais para hacer buena la televisión; no suceda lo que otros inventos, como el cine, la radio etc., para cuyo empleo madrugaron más los hijos de las tinieblas que los hijos de la luz.

Los que creeis firmemente con todas sus consecuencias y además teneis, por la bondad de Dios, bienes de fortuna, sed los primeros en aportar lo necesario para poder influir en la pureza de la televisión. (...)

Pero hay algo que todo católico está obligado y es que, cuando se normalice el empleo de la televisión en España, estén ya los ánimos, de los padres de familia sobre todo, bien preparados a procurar eficazmente que las imágenes inmorales y perversoras no salten de manera alguna a las pantallas receptoras de sus hogares. (...) "