Miro mi biblioteca y pertenece ya más al mundo de los muertos que de los vivos; miro mi videoteca y ocurre igual; de pronto varios títulos han pasado al otro lado; son "Los otros", puro recuerdo, intenso a veces, inmortales, con el privilegio de poder seguir hablándonos y contándonos sus historias. A ese lado pasó ayer Alfredo Landa; su "landismo" me cogió en plena adolescencia, cuando mi gustos cinematográficos iban en otra dirección, pero con "El crack" , de José Luis Garci, me volví "landista", incondicional, fervoroso seguidor de Alfredo Landa, siempre soberbio, creíble, admirable en la mayoría de papeles que le tocó, desde entonces, interpretar.
No sabría decir qué peliculas de Alfredo Landa he visto más veces, si los dos "Cracks", "Los santos inocentes", "La vaquilla", "Las verdes praderas", o "El bosque animado"; mentiría si dijera que el personaje de Germán Areta no me pareció auténtico; lo era, y por ello, las dos películas pasarán a la historia como lo mejor del cine negro español; con Paco el Bajo me emocioné hasta el llanto; con el brigada Castro me reí bastante, pero el personaje que tengo grabado es uno del que apenas le oí hablar al gran Alfredo, tan actual hoy como lo fue en otros tiempos, un perdedor o un ganador a su manera, ¡vaya usted a saber!, que tuvo entre sus manos a la mejor versión de Ana Obregón que yo he visto en el cine: Sinatra. "Sinatra", dirigida por Francesc Betriu en 1988, por no tener, no tiene ni página abierta en la Wikipedia, Este olvido es injusto. "Sinatra" te engancha en las primeras imágenes, desde la extraordinaria presentación de Joaquín Sabina, disfrazado de Groucho Marx, hasta las últimas, en que el cantante de cabaret, convertido en portero de noche, se abraza a las piernas de Queta Claver y sueña que vuelve al escenario de su pasada vida Las últimas palabras que oímos son "se termina la función"; parece un final desesperanzador pero no lo es; tan solo se cierra una etapa de su existencia y se abre otra, como nos está pasando ahora a muchos españoles que no nos sentimos ni cansados ni derrotados, sino con fuerzas para seguir después de haber caído el telón de la dura realidad.
Alfredo Landa murió ayer pero sus múltiples personajes permanecen en la memoria colectiva; se le apagó el último aliento, pero sus interpretaciones fueron el mejor ejemplo de que quien quiere, puede. Descanse en paz.
Felipeángel (c)
1 comentario:
De las películas que citas "Los santos inocentes" " La vaquilla" "El bosque animado" también las he visto más de una vez y me encantan. No hay ninguna duda de que Alfredo Landa es, era, una actor magistral.
Descanse y paz y que nos espere muchos años allá donde haya ido y que nosotros sigamos teniendo fuerza par seguir luchando en esta realidad que se nos va imponiendo día a día.
Un abrazo primaveral.
Luz
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