Ayer comenzó la cuenta atrás para que el canon que grava el préstamo de libros se aplique en las bibliotecas públicas de este país que aún llamamos España. Lo aprobó la Comisión de ¿Cultura? del Congreso, con el voto a favor de todos los Partidos Políticos, excepto los de ERC y los del BNG.
El canon aprobado es el de 0´20 euros por libro y la cantidad recaudada se repartirá entre los autores y los editores en una proporción del 70 y el 30 % respectivamente.
Todo lo que hay que decir contra el canon esta dicho, y muy bien dicho, por cierto, en www.derecho-internet.org/node/282 pero, como lector asiduo de las bibliotecas, quiero expresar mi malestar por una medida inaudita, en la que los únicos beneficiados van a ser los editores, que no se conforman sólo con vender una buena tirada de los libros que publican a las entidades culturales dependientes del Estado, las Comunidades Autónomas y los Municipios sino que pretenden, y lo han conseguido, el sueño de todo librero: multiplicar los panes y los peces, hacer tiradas de 5000 ejemplares de media y recaudar como si la hubieras hecho de 100.000, por la simple regla de tres de convertir a los lectores en libros.
Que lo termine pagando el erario público no me consuela porque, al final, terminará repercutiendo en los ciudadanos, que veremos cómo la compras de algunos libros disminuye y el número de futuras bibliotecas también.
Espero, al menos, que no tiren el dinero en hacer campañas de fomento de la lectura, aunque se trate del cuento de Alí Babá, y que los derechos de autor de nuestros clásicos no vaya a nuestros editores, a quienes no les pertenece, sino a Instituciones que apuesten verdaderamente por la cultura y no por el mercantilismo y el sacacuartos constante y sonante.
Felipeángel (c)
Felipeángel (c)
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