miércoles, marzo 14, 2007

MUSEO BN

No me gustan los museos llenos de gente pero tampoco me gustan vacíos. Ayer visité el Museo de la Biblioteca Nacional, reinaugurado el pasado 1 de febrero por la Directora del Centro, Rosa Regás, y nuestra apamelada Ministra de Cultura, Carmen Calvo, y apenas vi a dos personas más.
Sin embargo vale la pena darse una vuelta por allí y que fructifique la idea de que se convierta en un lugar al que los colegios puedan llevar a sus alumnos.
Este Museo ya no es la catacumba del libro que era antes, ese espacio bochornoso y oscuro donde el sonido de los documentales retumbaba en la sala abovedada y los niños querían salir corriendo porque más que a Caperucita aquel antro les recordaba a la boca del lobo.
Yo lo visité con cierta frecuencia, sobre todo porque podía oir la voz de Valle-Inclán o la de Juan Ramón Jiménez o la de otros escritores en una fonoteca reducida.
Este espacio museístico es distinto. Sigue siendo el libro su eje central pero cuenta con más luz, tiene muchas pantallas planas, no renuncia a los ordenadores y busca transmitir la cultura y el conocimiento a través de sugerentes propuestas como el "aula Quijote" o el "Café literario".


El Museo está dividido en ocho salas.

Algunas recuerdan a lo que había antes pero los libros que exponen, las herramientas de trabajo de los artesanos que, a lo largo de la historia, los fueron escribiendo, imprimiendo o encuadernando, están presentados de un modo mucho más atractivo, sin obviar lo que el libro es o será en el futuro, una interrogante que quizá quede resuelta en muy pocos años.

Felipeángel (c)


No hay comentarios: